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Emily Lindin, la otra letra escarlata

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Emily Lindin ni siquiera había aterrizado en la adolescencia cuando cometió el pecado mortal de enredarse en juegos sexuales con el chico que por aquel entonces era su novio (todo lo novio que se puede ser con menos de 13 años). En ese instante, quizá unos días más tarde, la apacible existencia de Emily, radicada en una conservadora y próspera localidad de Nueva Inglaterra, se tornó en un calvario que duraría diez años. Se había convertido, de la noche a la mañana, en la fácil, la puta del colegio, la fulana de su comunidad; esa a la que sus pares masculinos creían poder llevar a la cama con sólo un chasquido de dedos y de la que sus compañeras (y amigas) femeninas hacían público escarnio. Escarnio que no se detuvo en los muros del colegio o del instituto. Confundida, sumida en un tremendo complejo de culpa y con la autoestima aniquilada, Emily intentó suicidarse.

En los Estados Unidos, tan dados a las etiquetas y los subterfugios lingüísticos, llaman a esto ‘slut shaming’, algo así como recordarte cada minuto de tu vida que eres una zorra y te mereces la peor de las humillaciones. También entra en liza el ‘bullying’, tan en boga en nuestros días. El ‘sexual bullying’, de nuevo atendiendo a las categorizaciones yanquis. Algunos años después de su infame experiencia, Lindin decidió publicar en internet, bajo pseudónimo y otorgando identidades ficticias a quienes la vejaron, los diarios que escribió desde el infierno. Fue así como nació The UnSlut Project, no tanto a modo de exorcismo personal sino como forma de tenderle la mano a toda mujer presente, pasada o futura atrapada en la misma espiral por la que ella cayó a lo largo de una década. Ahora, además, Emily anda recaudando fondos para convertir su proyecto en un documental. 

¿Cómo le va la vida a la Emily Lindin de 2013? ¿Ha sido The UnSlut Project la mejor terapia posible?

¡Estoy genial! De hecho, me encontraba ya muy bien antes de empezar con The UnSlut Project. Poner en un blog mis viejos diarios ha sido una experiencia catártica, desde luego, pero ya hacía tiempo que había solucionado la mayoría de los conflictos que tenía con el sexo y llevaba mucho sin pensar en todo aquello, aunque fueran diez años de mi vida. 

Plasmar en negro sobre blanco los demonios de uno es una buena forma de deshacerse de ellos…

Exacto. Cuando las circunstancias te superan escribir te obliga a ordenar tus pensamientos, sobre todo si nadie va a leer lo que estás escribiendo. Puede ayudarte a llegar a la raíz de eso que te está martirizando y a ‘almacenar’ tus ideas, dejarlas ahí en el trastero. Cuando has plasmado tus sentimientos en un diario ya no tienes que cargar con ellos todo el tiempo. 

¿Cuál es la clave para superar lo que tú superaste? Para sacarte de encima toda esa culpa y toda esa vergüenza. ¿Cómo se desanda lo andado?

A ver, el concepto ‘unslut’ no se refiere tanto a qué puede hacer una chica para ayudarse a sí misma como a una llamada de atención a la sociedad para que nos deshagamos de esa idea de la ‘zorra’ (slut), o que reflexionemos acerca de por qué usamos eso como un insulto. Pero si me preguntas qué hay que hacer para sobreponerse al hecho de que todos te tengan por una puta, creo que la clave es la confianza en una misma. No puedes controlar lo que otros dicen de ti ni cómo se portan contigo, pero sí puedes controlar tu propia reacción ante todo eso. Precisamente acabo de dar una charla al respecto en TEDx. 

¿Aquello por lo que pasaste es idiosincrático de nuestros días o en realidad no es tan distinto de experiencias similares sufridas por mujeres de otras épocas? ¿Sois víctimas de las mismas actitudes?

Cada experiencia es diferente, desde luego, y depende del contexto. Pero en general este tipo de acoso es un lastre del pasado; cuando una chica era apedreada hasta la muerte porque se sospechaba que no había llegado virgen al matrimonio. Es más, esto, por desgracia, sigue sucediendo en muchos países. En Estados Unidos y en otros países desarrollados, donde la gente da por hecho que los hombres y mujeres son iguales ante la ley, donde el feminismo se minusvalora, como algo que ya no es necesario, esa mentalidad controladora de la sexualidad de la mujer sigue existiendo. Y se refleja en este tipo de acoso sexual. Ya no es legal en los EEUU quemar a una mujer en la hoguera, pero se la puede maltratar física y psicológicamente hasta hacerla pensar que no vale nada. Llegada a ese punto igual decide quitarse la vida. 

En EEUU y en buena parte de las sociedades modernas nos hemos entregado al eufemismo en nombre de la corrección política. En tus entrevistas, por ejemplo, no se habla de dos chicos que quieren pasárselo bien, se habla de dos chicos que “experimentan con su sexualidad”. Como en los 60s; la gente no se colocaba, “experimentaban” con el LSD o la marihuana. ¿El no llamar a las cosas por su nombre es parte del problema?

No te quepa duda. En EEUU usamos muchísimos eufemismos cuando hablamos de sexo. Pero esos eufemismos nos permiten hablar de un tema que, de otra forma, ni siquiera mencionaríamos. Así que es mejor esto que no hablar de ello. Si se habla de una forma explícita sobre sexo te censurarán, y entonces tu mensaje no le llegará a nadie. Es un área en el que tenemos que movernos con cuidado, como bebés. Espero que de aquí a diez años todos esos eufemismos ya no sean necesarios. Dicho esto, en realidad no creo que la palabra ‘experimentar’ sea un eufemismo si hablamos de experiencias sexuales entre pre-adolescentes. Creo que es un término apropiado en este caso, sobre todo porque a esa edad no sabes lo que quieres, no sabes qué hacer con tus impulsos placenteros. Incluso el sexo entre adultos tiene mucho de experimentación, porque siempre buscas cosas nuevas que te hagan sentir bien. 

¿Eres una persona religiosa? ¿Qué papel juega la religión en todo esto?

No soy religiosa, pero me criaron como católica, así que ese complejo de culpa que va tan asociado al Catolicismo fue decisivo en mi adolescencia. Pero no estoy en contra de la religión. He visto cómo la religión le ha ido de maravilla a muchísima gente, y está claro que los grandes credos tienen poder para hacer mucho bien. Sin embargo, la manera en que la religión está enraizada en el ideario colectivo, aquí en los Estados Unidos, refuerza la idea de que la mujer tiene un rol muy concreto, que todo lo que se salga de ahí debe ser controlado, a menudo mediante ese complejo de culpa del que te hablaba. La idea de que la valía de una chica, su valía como persona, depende absolutamente de su virginidad es algo que se inculca desde muchos grupos religiosos, y es una idea peligrosa. Por ejemplo, predicar la abstinencia ha demostrado ser un fracaso absoluto, pero debido a la influencia que ciertos grupos religiosos tienen sobre las decisiones políticas y las leyes educativas, ese es el único mensaje que muchos americanos reciben durante su niñez o su adolescencia. 

¿Quiénes te hicieron más daño en su día, tus compañeros o tus compañeras? ¿Hubo solidaridad por parte del resto de las chicas?

En mi caso creo que tanto unos como otras me hicieron el mismo daño. Mi novio, Zach, me hizo sufrir mucho, pero también la que entonces era mi mejor amiga, Steph. No sabría decirte. Puedo estar de acuerdo en que las chicas a menudo juegan un papel importante cuando se empiezan a esparcir rumores sobre si fulanita es una zorra, que no es sólo culpa de los chicos; pero me parece un error pensar que la solidaridad debe darse sólo entre las chicas. Es algo que nos afecta a todos, hombres o mujeres; todos tenemos la responsabilidad de reflexionar sobre todos esos clichés sexuales y sobre cómo afectan a nuestro trato con los demás. 

A pesar de todo, no vas por ahí enviando mensajes como: “Chicas, no os acostéis con nadie, ya veis lo que os puede pasar”…

Es que ese mensaje no ha funcionado en absoluto, y es ridículo pensar que podría funcionar.  Pero no creo que lo opuesto, decirles que practiquen sexo a lo loco, sea tampoco lo adecuado. La edad a la que cada uno está preparado física y psicológicamente para tener relaciones sexuales varía de una persona a otra –no importa de qué tipo de prácticas sexuales estemos hablando-, y desde luego no deberíamos presionar a los chavales para que hagan cosas sin estar preparados. Sin embargo esto último es a lo que les impulsan desde ciertas plataformas mediáticas. Creo que el mensaje que hay que enviarles sería algo así como: “Mirad, ahora mismo estáis confundidos; el sexo tiene sus riesgos y hasta os puede parecer algo intimidante. Pero el sexo seguro y de mutuo acuerdo es maravilloso, y ese es el tipo de relaciones que debéis tener cuando sea que os sintáis preparados”. Sobre todo deberíamos crear un entorno para nuestros niños en el que se sientan seguros, libres de prejuicios, que sientan que pueden preguntarnos cualquier cosa. Y que crezcan en el convencimiento de que está en su mano disfrutar del sexo, protegerse, y vivir sin avergonzarse de nada. 

No hablamos sólo de la cuestión sexual ni, por supuesto, de algo que se circunscriba al ámbito escolar…

Claro. A menudo, cuando la gente habla de ‘bullying’, sea del tipo que sea, lo hacen como si fuera un fenómeno residual que se da sólo entre los muros de colegios e institutos, pero la realidad es que los adultos tenemos que responsabilizarnos por todas aquellas actitudes que nuestros hijos absorben. Es de nosotros de quienes aprenden qué tipo de personas se ‘merecen’ ser humilladas: por tener sobrepeso, por tener un aspecto diferente al de los demás, por ser de otra raza, ser tímidos… Y el comportamiento de los chavales refleja esos prejuicios. Está claro que es imposible controlar todo lo que nuestros chicos escuchan o leen, pero no estaría mal, por ejemplo, que iniciáramos conversaciones con ellos cuando en un programa de televisión alguien pregunta cómo iba vestida una mujer la noche en que fue víctima de una violación. Podemos estimular a los chavales para que cuestionen las ideas que los medios tratan de meterles en la cabeza y, en consecuencia, que desarrollen opiniones sanas sobre la sexualidad femenina. 

Antes te has referido a esa noción tan extendida según la cual, en Occidente, ya existe una igualdad total entre hombres y mujeres. Igualdad ante la ley, igualdad de oportunidades, y que esa ilusión de igualdad ha llevado a muchos a desdeñar la causa feminista. ¿Crees, como comentaba hace poco la cantante Shirley Manson, que hasta que esa igualdad no sea tácita y definitiva las chicas deben tener más cuidado con cómo se muestran al mundo, con sus looks, sus actitudes más o menos sexuales? Los lobos siguen ahí fuera…

Pues sí, es duro y es muy triste, pero no hemos llegado a un punto en que a las mujeres, como sí sucede con los hombres, se las juzgue sólo por su talento artístico o su profesionalidad. Pero eso de los lobos… No creo que sea la mejor analogía a la hora de reflexionar sobre esto. Mucha de la gente que ataca a chicas famosas (o no famosas) por ser demasiado sexuales, o por no ser demasiado sexuales, o por no expresar su sexualidad de acuerdo a unos cánones, lo hacen basándose en sus propios valores morales. Desde su punto vista, si una mujer hace alarde de su sexualidad eso reafirma el mensaje de que es lo único para lo que vale, que es todo lo que puede ofrecer, y cualquier talento que pueda tener pasa a un segundo plano. En un mundo perfecto a nadie le importaría que una mujer con talento fuera además muy sexy, pero hasta que eso sea así las mujeres, especialmente las que están expuestas al ojo público, a menudo tienen que tomar decisiones respecto a su imagen. Decisiones a todas luces injustas. 

¿Cómo afectó aquella experiencia a tu sexualidad ‘adulta’? Para una mujer violada el sexo nunca puede volver a ser lo mismo, y aunque tu caso no es comparable a una violación, eras muy joven, fue todo muy traumático…

Sí, hay que dejar claro que esto no es en absoluto (Emily enfatiza estas palabras) comparable con una violación. Afortunadamente nunca fui víctima de una violación, y no puedo siquiera imaginar lo que debe ser pasar por algo así. La verdad es que no podría decirte hasta qué punto aquello afectó a mi sexualidad, porque no puedo saber cómo habría sido mi vida si las circunstancias hubieran sido diferentes. Pero sí te puedo decir que me siento muy cómoda con mi propia sexualidad hoy por hoy, a mis 27 años, y que hasta llegar aquí he tenido que recorrer un camino largo. 

Internet y las redes sociales son plataformas idóneas para hacer del ‘bullying’ algo aún más sangrante. El mundo virtual es imparable, y ya ni siquiera podemos hablar de ‘mundo virtual’. Es tan real como tú y como yo. Esta pregunta es muy impopular, pero, ¿no es hora de que pongamos vallas a ese campo? Como a cualquier otro campo…

Es así. Internet y las redes son fuerzas imparables, como dices, así que tenemos que adaptarnos a ello, adaptar nuestro mundo a ese nuevo escenario. La privacidad absoluta es algo que ya casi no existe, lo cual asusta un poco. Sin embargo no estoy de acuerdo con los que opinan que las redes sociales sólo tienen connotaciones negativas. Depende de cómo las usemos. Desde luego que podemos usarlas para hacer daño a gente, para difundir rumores o fotos que en dos segundos estarán al alcance de todo el planeta, pero también para difundir buenas ideas, para compartir historias o debatir sobre cuestiones importantes con alguien que vive en la otra punta del planeta. The UnSlut Project no sería posible sin internet, así que yo misma soy un ejemplo de que es una herramienta que, bien utilizada, puede ser muy beneficiosa para la sociedad. 

Lo de poner vallas al campo de internet es, como te decía, muy impopular. Demasiados intereses en juego. Uno de esos intereses es la billonaria industria del porno. Es sensacional que la gente pueda acceder a tanta pornografía, todos tenemos nuestras aficiones; sin embargo, ¿cómo prevenimos el acceso de los menores a la pornografía o a cualquier tipo de material que no debería pasar por sus manos?

No creo que se pueda coartar el acceso a la pornografía, aunque incluso a eso podemos darle la vuelta y convertirlo en algo positivo. La mayoría del porno que hay disponible en internet da una imagen absolutamente falsa del sexo, pero hay gente que hace porno alternativo, muchos le llaman porno feminista, en contraposición a ese porno hecho por y para hombres. 

¿No hay ya toda una generación cuyas enseñanzas sexuales han partido del hardcore y que, por ende, tienen una idea como mínimo cercenada del tema? Han crecido con ese porno por y para hombres que mencionas…

Desde luego que sí, pero ya que la pornografía es algo omnipresente podemos usarla para debatir, por ejemplo, sobre lo que es sexo seguro y lo que no lo es. Claro que ese tipo de conversaciones pueden ser un tanto peliagudas para la mayoría de los padres, pero si tu hijo adolescente ve porno, y ten por seguro que ve porno, aprovecha la oportunidad para hablarle de la diferencia entre lo que parece que le gusta a la pornstar de turno y lo que les gusta a las mujeres en el mundo real. Y por qué es importante hacer que la mujer disfrute. 

¿Has tenido esas conversaciones en tu cabeza? Como entrenamiento para el día que decidas tener hijos, si es que decides tenerlos…

Espero ser madre algún día y, para serte sincera, creo que me sentiré tan perdida como la mayoría de los padres cuando les toca pensar en la sexualidad de sus hijos. Es muy complicado, pero es parte de la responsabilidad de los padres criar a sus niños de una forma sana, equilibrada, hacer de ellos personas con conciencia social. Pienso hablarles a mis hijos de mis experiencias y aliento a otros padres a que hagan lo mismo. Eso ayuda a que los niños dejen de ver a sus padres como esas personas perfectas, a veces intimidantes, que siempre parecen saber lo que está bien y lo que está mal. Les ayuda a comunicarse con nosotros y a sentirse cómodos para hablar de sus debilidades o de los errores que cometen. 

Ahora que estás a punto de lanzar un documental basado en The UnSlut Project es inevitable preguntarte por ‘Bully’, cuyos protagonistas pasaban todos por experiencias muy duras. ¿Te sentiste identificada con alguno de ellos?

Vi ‘Bully’, y me pareció un trabajo muy potente. Aunque no puedo decirte que me identificara con ninguno de esos chicos en concreto. 

Uno de ellos le preguntaba a su madre algo así como: “si este compañero de clase (el que le machacaba día sí, día también) no es mi amigo, ¿quiénes son mis amigos, entonces?”. ¿Se da una especie de Síndrome de Estocolmo?

Recuerdo que esa secuencia era especialmente dura. Creo que para un chaval es tan duro asumir que haya gente que sea tan cruel sin motivo alguno que necesita aferrarse a alguna explicación, por disparatada que sea. Necesitan entender por qué les pasa lo que les pasa. 

En ‘Bully’ se ponía de manifiesto esa perversión lingüística que comentábamos antes. La directora del centro, al hablar con los padres, parece estar leyendo un manual de instrucciones. ¿Tú encontraste apoyo en tus profesores? ¿Qué puede hacer un profesor para ayudar a un chico que esté siendo víctima de semejantes agresiones?

Los profesores o los directores de los colegios a veces no saben muy bien qué hacer con el tema del ‘bullying’, porque se da en tantas formas diferentes que llega a sobrepasarles. No saben siquiera cómo afrontar el problema. Algunos tienen la tentación de señalar a uno o dos de los agresores y castigarlos con dureza, incluso poner el tema en manos de la ley. Bien, aunque a veces no les queda más opción que hacer eso, es un error encarar así esas situaciones. Porque, sí, hay veces en que está muy claro quién agrede y quién es la víctima, pero lo más habitual es que un mismo crío sea unas veces el agredido, otras el agresor o uno de los cómplices, y a menudo el testigo silencioso. Personalmente, creo que lo ideal es observar el entorno, el funcionamiento del centro. ¿Es un lugar donde se estimula la curiosidad y la amabilidad? ¿Los profesores predican con el ejemplo y son agradables entre ellos y con sus alumnos? Mira, la directora de mi colegio de primaria una vez me señaló con el dedo y me dijo: “Eres una niña mala”. No recuerdo qué es lo que hice, quizá no le hacía caso a mi profesora o fui insolente con ella, pero aquello se me quedó grabado. Como muchos otros directores que tienen que lidiar con cientos de niños, cada uno de su padre y de su madre, aquella mujer veía más fácil trazar una línea entre los “niños buenos”, a los que había que proteger, y los “niños malos”, a los que había que meter en vereda. Sin embargo, los mejores profesores que he tenido fueron aquellos que nos trataban como individuos; personas que intentaban adaptarse lo mejor que sabían a las circunstancias que les tocaba vivir. Y eso nos servía de ejemplo a los propios alumnos. 

¿Alguno de los compañeros que te maltrataron en el colegio o en el instituto se disculpó? ¿Te has encontrado con alguno de ellos después de dejar el instituto? ¿Cómo reaccionaron?

La que era mi mejor amiga, a la que he llamado Steph en el blog, me escribió una nota en el anuario escolar pidiéndome perdón por todo lo que me había hecho. En aquel momento eso significó muchísimo para mí. Y otra gente que menciono en el diario, las verdaderas Melanie y Stacy, siguen siendo mis amigas. Están al tanto de The UnSlut Project y me apoyan totalmente. El resto, la mayoría, están entre mis contactos de Facebook y nos llevamos bien. Como usé nombres ficticios no estoy segura de si saben que me refiero a ellos. 

¿Les has perdonado? ¿A todos?

Por supuesto. Casi todos veo que se han convertido en adultos responsables, al menos por lo que puedo ver cuando les cotilleo sus Facebooks. (Risas)

Hannah Arendt, la filósofa alemana, víctima del holocausto, afirmaba que el mayor pecado de los nazis, y de los alemanes que los apoyaron, fue dejar de pensar. Dejaron de plantearse la moralidad de sus actos, o la de los actos de sus compatriotas. ¿Podemos extrapolar esto al asunto del ‘bullying’?

¡Es una reflexión impresionante! En cuanto acabemos con la entrevista voy a ponerme a buscar información sobre Hannah… Extrapolándolo, como sugieres, al acoso escolar, bueno, todos los niños y los adolescentes están en etapas de sus vidas en las que tratan de aprender a pensar por sí mismos, así que es muy habitual que se dejen influir por otros, que dejen que otros tomen decisiones por ellos, incluyendo a quién acosar. También sucede que muchos temen ser objeto de acoso, y ese miedo es la razón principal por la que nadie ayuda a un chico o a una chica a quien estén maltratando. El caso es que la mayoría nos hacemos adultos sin ni siquiera saber muy bien cómo hemos llegado hasta aquí. Y eso es lo que le pido a la gente: para un momento y plantéate qué tipo de mensajes mandas en tu día a día, qué ideas apoyas. No hablamos ya de acoso o de actitudes dañinas para otras personas sino de una simple conversación cotidiana. Que no den por sentado nada de lo que les contaron que era ético o que estaba ‘bien’. Que pongan en cuarentena todas sus presuposiciones. Es algo que requiere mucho esfuerzo, pero la recompensa final es enorme y puede hacer que contemplemos el mundo con una mentalidad mucho más abierta, que seamos más empáticos. 

Aunque ese ‘bullying’ sexual tiene muchas connotaciones genuinamente americanas, el puritanismo, la manera de afrontar la sexualidad, lo cierto es que todo lo que sucede en los Estados Unidos acaba exportándose tarde o temprano a Europa y al resto del mundo. Sois la locomotora del Imperio. ¿Qué hacemos para saltar de ese tren?

Es posible que el ‘bullying’ sexual sea más habitual aquí que en ciertos países europeos, por nuestra idiosincrasia. Pero dejando a un lado si será o no algo que se acabe exportando a otros países, lo cierto es que, como hablábamos al principio, pasa y ha estado pasando desde hace siglos en otros sitios. Quizá de otra forma, quizá incluso con peores consecuencias que aquí. Hace un par de meses charlaba con un hombre, israelí, que me aseguraba que nada de eso pasaba en Israel. Después de hablar durante un buen rato me quedó claro que sí que pasaba, sólo que como a él no le constaba, como no había vivido de cerca ninguna historia parecida, estaba convencido de que esas cosas no existían en su país. Así que siento ser portadora de malas noticias pero… ¡no se puede saltar de ese tren! Hay que concienciarse de que el ‘bullying’ sexual existe y cada cultura tendrá que replantearse las ideas o los comportamientos que le dan pábulo.

Traductor, periodista a regañadientes, copywriter. Quizás nos encontremos en Esquire, Vice, JotDown o en Miradas de Cine. Como me sobra el tiempo, edito Factory.

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