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Philippe Garrel a debate, con María Velasco

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Lo que tenéis entre manos o, más bien, ante vuestros ojos, es la primera parte de una intensiva y jugosa charla que nuestro compañero Miguel Blasco mantuvo con la periodista y escritora María Velasco alrededor de la figura del cineasta Philippe Garrel, su obra, su vida, su influencia en otros directores… A propósito de Garrel, Miguel y María despliegan su cinefilia hasta el infinito y más allá, amén de dejar por el camino certeras e interesantes reflexiones sobre el universo particular del realizador galo.

Hola, María,  ¿qué tal?

Bien. Una vez más, perdona por lo tarde que contesté…

Tranquila, yo me estaba poniendo en una pantalla “La cicatriz interior” y en otra “Salvaje inocencia”… para poder tenerlas a mano…

Bien, bien. Yo he tenido una sesión intensiva de Garrel esta tarde.

¿Ah, si?, ¿qué has visto?

Esas dos películas y, de paso, he repasado la tesina…

¿Sobre qué hablas en ella?, ¿en qué te centras?

El tema central era la influencia del 68 sobre el cine de Garrel… A partir de ahí, me centraba en el concepto de melancolía revolucionaria.

¿Y esa panorámica es sobre la primera etapa o continúas hasta la actualidad, hablando de “Les amants réguliers”?

Al ser una tesina, tenia que acotar y tomé dos películas de las actuales: “El viento de la noche” y “Los amantes habituales”. Aunque hablé, en general, de toda su filmografía…

Coméntame un poco ese concepto de melancolía revolucionaria… ¿crees que se podría dividir su cine a partir del suicidio de su íntimo amigo, el cineasta Jean Eustache?

Eustache es la figura capital de la generación postnouvelle vague. Mientras Garrel busca cierto escapismo en “La cicatriz interior”, Eustache se regodea en la derrota. Ten en cuenta que “La mamá y la puta” es del 72. Justo después de “La cicatriz interior”.

¿Crees que busca escapismo en “La cicatriz interior”? Yo creo que, a nivel formal, podemos hablar de ésta película como una cárcel, sobre todo, en su primera parte…Esa elongación temporal a lo bestia, dilatar el tiempo hasta la extenuación y Nico preguntándole: “¿A donde me llevas, Philippe?”… Parece que no haya salida…

Quizá escapismo no es la palabra adecuada. Pero después del 68, hay un refugio en lo telúrico, la naturaleza… El hippismo. Aun así, en esas elongaciones que comentas, los gritos de Nico están cargados de dolor, solipsismo, confusión…

¿Se podría hablar del plano como cárcel? No veo otra… intentar salir de algo que no se puede, que te tiene atrapado… 

Completamente. Toda la película consta sólo de 22 planos. Los personajes parecen decir: deambulo, luego existo.

¿ Y el niño?,  ¿ése niño que repite de “Le révélateur” y que guía…?. ¿A qué lo asocias?

Creo que Garrel utiliza mucho la infancia como símbolo de lo genuino, la esperanza, lo que queda. También lo hace en “L`enfant secret”.

Si, pero fíjate, a mí me sugería otra idea… el niño guiando a Nico en un caballo blanco (la heroína), en ese largo travelling… no sé a qué asociarlo exactamente… aunque tal vez mi fallo sea intentar buscar un único significado de la gran alegoría que encierra la peli. 

Es una película súper compleja. El mismo Garrel dijo que era preferible disfrutarla a tratar de desentramarla…Toda la primera etapa de su cine es, ciertamente, enigmática. Como un jeroglífico lleno de claves auto biográficas.

Sí, de hecho, sólo te puedo hablar de forma… el contenido se me escapa.

Bueno, ya sabes eso que dicen los teóricos: la forma es contenido y del contenido emana una forma. Es una película muy sensorial y hay que recibirla como tal…

Por supuesto… yo creo que es una peli de montaje. Además, no es una cinta costosa a nivel técnico, ni que tenga unos enormes costes de producción… En ese sentido, es un camino de un tipo de cine muy posibilista: poder hacer algo con pocos medios…pero con una carga profunda.

Sí. Esa idea de cine pobre era fantástica. Tenia mucho que ver con el auge del performance…

¿Dirías que es una de esas pelis que se entiende mejor drogado que “sereno”?

Es curioso. Es una película que abre las puertas de la percepción. Como una droga, si. Es mejor utilizarlas luego. Cuando el film termina y toca enfrentarse a la cruda realidad.

Pues a mí me deja mal sabor de boca… Y luego hablaremos de “Salvaje Inocencia”, que también tiene lo suyo…
Es curioso. El primer cine de Garrel es psicodélico. El resto, desde el 78, aproximadamente, ya habla de este tema de una manera distanciada.

Exacto.

De ahí la relación tan interesante entre los dos films…

¿Por qué crees que cambió el discurso? Discurso que aún hoy le inquieta, puesto que en “Salvaje Inocencia” plantea como hacer una peli contra la heroína con el dinero de la heroína…

Realmente, él es el superviviente de una generación que tuvo en la droga su muerte, pero también su resurrección. Nico, Eustache, etc… Sólo quedaba él para dar testimonio.

Pues sí, su segunda época  parece el cine de un resucitado, de alguien que ha visto la jugada de cerca pero que no se atreve del todo a  juzgar ni moralizar…

Es una impresión personal, pero en “Salvaje inocencia” si hay un atisbo moralizante, aunque muy tímido, muy confuso… También en esta película advierte, como en muchas otras, de lo peligroso que es confundir el arte con la vida.

Pues mira, ahora estoy viendo la segunda secuencia de “La cicatriz”: el travelling circular con Nico apareciendo al final y me desgarra tanto como encontrarme a Lucie, la protagonista de “Salvaje Inocencia”, con la jeringa clavada en la nalga…

En cierta medida, estos dos personajes inician un viaje. Son iniciadas por un hombre en un proceso, a veces, doloroso. Las dos describen un viaje, o mejor, un deambular.

Creo que la pregunta sin respuesta que plantea Nico en “La cicatriz”: ¿A donde me llevas, Philippe?”, se responde, años más tarde en ese artista, François, que encuentra a su novia en el suelo…

Sí. Lucie no deja de ser una presencia fantasmal de Nico. Una especie de médium.

Hay una frase que se repite a lo largo de “Salvaje Inocencia”: “Otra película sobre Carole…”

Sí. Creo que todas las películas de Garrel componen una sola. Una paralela a su vida.

No quiero abandonar  “La cicatriz”, aún tengo dudas.

Hablemos, entonces.

Ese hombre que guía a Nico en un estado salvaje… ¿por qué apuestas?

Es muy sintomático que los personajes no tengan un nombre. Garrel es Garrel en la película. Son ellos en persona. También Nico y Clèmenti…

Pero aquí Garrel, él, se presenta como el único que quiere salir y no puede…se derrumba… trae el rebaño de ovejas negras.

Sí. Creo que él es quien sufre la mayor escisión. Como en la vida real, va a su lado, pero no llega a comprometerse a muerte. Arrastra cierto complejo de culpa, me temo.

Por cierto…¿la banda sonora, la rodaron antes o a posteriori?

El disco de Nico es fabuloso y creo, aunque ahora mismo no se decirlo con certeza, que precede al film…

Fuente de inspiración para un gran creador de imágenes…

-Nico es tan autora del film como Garrel, se puede decir que es coautora. Son las imágenes que mejor pueden ilustrar la oscuridad de sus letras.

Y si te pones a rastrear en la Historia del Cine, ¿no encuentras referencias inmediatas…? ¿El espacio no te recuerda un poco al plano final de “Avaricia” de Erich von Stroheim: el ser humano en un desierto, ahora sobreexpuesto, un desierto quemado, una suspensión de los sentimientos…?

Por supuesto. Esos paisajes inviolados, los desnudos… Garrel el un pintor… A mi me recuerda también a “El Topo”,  donde también tenemos ese desierto, ese deambular, y ese sentido de lo trágico.

Viaje sin retorno.

Curiosamente, “El topo” y ésta son casi de la misma fecha. Cómo es Jodorowsky, se le va la pinza. Pero la primera parte es impresionante y también hay mucho de performance… Ambos films tienen relación con el Land Art… Pero está ese sentido artístico de la intervención sobre el paisaje. La densidad de las atmósferas…

“Entierra tu primer juguete, el retrato de tu madre…. ahora eres un hombre”.

Sí, sí… Una puta locura… Me encanta esa calidad de la imagen documental. Lo tiene el cine de Garrel…

Sí, bueno, si analizas cualquier guión de la última etapa, tiene secuencias que, en principio, no sirven para nada a un nivel narrativo, no hacen avanzar la trama, pero son cojonudas...

Aumont habló de esto como narratividad débil.

Yo le llamo un guión a cuenta-gotas…

Buena expresión…Es como si Garrel se quedase pillado de la propia imagen fotográfica.

Sí, fíjate,  hay cosas que captas 2 secuencias más tarde; si estás atento…

Por momentos renuncia a la narración por el puro placer de mirar.

Pero lo bueno es que no es un fumista, ni un tramposo, está todo ahí… pero, ¡ay!, tienes que estar atento, es un juego con el espectador o no exactamente un juego, más bien hablaría de un pacto serio…

Obliga al espectador a tener paciencia. Para ver su cine hay que aprender a mirar.

100%…

Porque el guión no esta cargado de sucesos, ni mucho menos. Hay acción escasa…

Pero hay unos diálogos que yo diría que están trabajados hasta el milímetro… nada en “Salvaje Inocencia” es baladí. A mí eso, me dejó  flipado cuando la estuve analizando esta semana.

Es curioso. Los sonidos y gritos de “La cicatriz” se convierten diálogos en “Salvaje Inocencia”.

Cierto… hay una ¿madurez?…Bueno, no, mentira, hay otra forma…

De ver la vida, y de saber como acercarse a la gente.

Cuando François en “Salvaje Inocencia” acepta llevar la maleta con heroína suelta una frase interesante: “mi película la verán miles de personas…” Me sorprende esta especie de justificación.

Garrel está reconociendo que la hipocresía es necesaria para sobrevivir. Todos la necesitamos. Despreciamos a François como protagonista, porque despreciamos eso en nosotros mismos: la jodida hipocresía.

¿Y si hubiera hecho una peli sobre otro tema?,  ¿se podría salvar?.

El propio Garrel ha tenido que mendigar a los productores. En un libro interesantísimo de entrevistas reconoce que el también trafico para cubrir los gastos de sus filmes.

“El dinero siempre es sucio”…  Bueno, entonces veo más honestidad moral en su discurso.

Creo que esa idea es muy importante para entender las mínimas producciones que defendían Eustache y Garrel: El dinero es sucio, el arte debe mantenerse al margen, en la medida de lo posible, claro…

François Mauge se puede leer como un álter ego de Garrel, pero al estilo álter ego como los construían Fellini o Godard…

Sí. Es un álter ego, pero encontramos otros muchos en su filmografía. En “El viento de la noche”, Serge es, en cierta manera, su figura embellecida, el hombre que ha pasado por la vida y ha sido capaz de sobrevivirla.

¿Y en “El nacimiento del amor?”, donde renuncia a la paternidad o donde, de alguna manera, se replantea la paternidad…

Sobre todo a la idea tradicional de familia.

Y sobre el personaje de Chas en “Salvaje Inocencia”…

Mefistofélico, al más puro estilo…

Nunca iluminado… o siempre con recortes de sombra.

La droga se vende por si misma. Chas es la droga.

Si, bueno, pero lo asocia a un cierto estereotipo de tipejo… increíblemente retratado.

Puede ser un  poco maniqueo al concebir este personaje, ¿tú que crees?

Yo creo que es “Il dimoni”… tuvo contactos con Maria Therese, con su novia,; esa zombie… y finalmente con Lucie.

Exacto. Es como el gran predestinador.

Y  produce la peli. Es el demiurgo… El que mueve los hilos…

En el fondo, es la droga… Creo que si le conociese en persona, incluso me caería bien… (RISAS).

A mí también…

Apunta a ese tipo de personajes que son hijo de puta con encanto, pero se queda un poco en el maniqueísmo.

Es la oscuridad que nos seduce…

Si. El cine de Garrel es decadentista. Tiene relación con los malditos: Baudelaire, Rimbaud…

El doble juego que se plantea… con un director que quiere hacer una peli contra la heroína, me pregunto: ¿se puede hacer realmente una peli contra las drogas?, “Todas las pelis que he visto contra la droga, me dan ganas de tomarla…” Es difícil, ¿no?

Creo que Garrel se hace esa misma pregunta con este film. En “El corazón fantasma” también lo intenta… Intenta hablar contra las drogas y al final sólo se hace preguntas.

Aquí creo que hila más el hilo, al crear esa relación metacine… fíjate que “Salvaje inocencia” es el guión de François…

Es súper interesante esa parte que dice: “Los héroes son antihéroes, pero continúan siendo héroes…”. Siempre se asocia la droga con el no va mas de la rebelión. En un sistema como el nuestro, todo lo que parece antisistema es fácilmente mitificable. Eso es lo jodido.

Creo que “La cicatriz interior” es lo que apuntábamos: una peli sobre la droga desde la droga… “Salvaje Inocencia” indaga en cómo hablar sobre la droga… y esa imposibilidad.

El sistema integra rápidamente los propios mitos antisistema. ¿Tú crees que Garrel, con su ultimo cine, se ha integrado en el sistema?

A ver...

Porque, a veces, yo miro con un poco de recelo su último cine…

Hay mucha gente que se lo reprocha, es cierto…

A ver si por ahí discrepábamos…

Yo creo que está en la línea, de alguna manera, siempre puedes recurrir a él como a un consejero… aunque no intente moralizarte, es algo así cómo: ¿y qué no vas a contar?… Pero mejor que te lo cuente alguien que lo ha vivido que Darren Aronofsky o Danny Boyle.

Sí, sí. La verdad es que ese tipo de película  (“Requiem for a Dream”, “Trainspotting”…) despeja la duda: Garrel sigue siendo un antisistema. Al menos, nunca usa las drogas para crear efectismo.

Ahí ya tienes el ejemplo: “Hacer una peli sobre la droga que no te incite a consumirla…”. Está todo el tema del malditismo, ahí Enrique Vila-Matas, lo resolvió elegantemente: “Garrel es un autor maldito… al que Cahiers dedica 5 paginas cada vez que sale una peli suya”

Sí. Hoy por hoy, sí. Pero hay que recordar que sus padres eran titiriteros. Su carrera ha sido lenta. Ha sufrido, eso está claro, la incomprensión de muchos artistas de los bajos fondos…

Bueno, hay Garrel para rato. Teniendo en cuenta que su primera peli la hizo a los 17 años…

Aún hoy, desconfía de los elogios. Él hacía cine, como otros figuritas de plastilina. Es un artesano, de los pocos que quedan. (RISAS). Joder, no quiero ponerme mitómana…

A  mí su cine me recuerda un poco la poética del cine primigenio con una historia que no está contada para bobos… hay que estar muy atento en sus pelis. Me parece un cineasta de transición. Y el blanco y negro, aplaudido y criticado, una muestra más de ese mundo en tinieblas, pesimista y jodido…

Sí. Se dice que es el último de los primitivos. Tiene un pie en el clasicismo y otro en la modernidad. De ahí la narratividad débil o lo que tu llamas “guión a cuenta gotas”… Está entre lo figurativo y lo abstracto. Cuando usa color, el color es extraordinario. Creo que el blanco y negro no es solo una cuestión relacionada con esa cosa melancólica de sus films…

Bueno, cuidado, ¡que el guión de “Salvaje Inocencia” es una bomba de relojería!, tiene una estructura clásica con puntos de giro a la media hora, a la hora y a la hora y media… súper institucional. 

Por eso, he de confesar que es una de las que menos me gusta…Garrel  nos ha explicado su pasado en muchos idiomas, de las formas imaginables, desde lo rompedor y desde lo clásico…

En “Salvaje Inocencia”, hay un momento en el que François crítica lo duro que puede llegar a ser hijo de artistas. Pensaba que es curioso la cantidad de adolescentes que acceden al cine de Garrel gracias a su hijo Louis…

Supongo que en Francia e Italia…

¡Y en España!!… Te lo aseguro.

Bueno. Por el placer estético se pude acceder al cine de Garrel. Aunque sea el placer de un torso… (Risas).

Miles de personas vieron “Le Mépris” por Brigitte…

Es uno de mis films favoritos… De hecho,  François me parece asimilable al personaje del guionista que interpreta Piccoli. Se traiciona a si mismo. Y esa traición tiene consecuencias trágicas.

Interesante esa relación que propones…

Encima, la forma de usar el color es también  parecida a cuando lo hace Garrel. Colores muy saturados. Muy fauve.

La deliciosa luz cosmética de esa primera época del cine de Godard. También veo a Michel Piccoli como un ser que se debate entre lo que debería hacer y lo que ha de hacer…

Aquí, el productor americano sería Mefistófeles… como Chas.

Eso si. Ahí estoy de acuerdo. Jack Palance en “Le Meprhis”, sino Mefistófeles, parece un poderoso dios de la mitología: demiurgo y controlador. Piccoli-François no lo veo tan claro…

Creo que, en ambas, aunque de manera muy distinta, esta el tema de la traición personal, de la prostitución, en el sentido figurado, del talento de uno.

Hay algo de eso, no cabe duda. En el cine de Godard la prostitución es vender tu tiempo o tu cuerpo por un poco de dinero. Está muy presente, en muchas películas, y suele dar a sus protagonistas, cuando la ejercen, una ilusión de independencia. Pero lo que veo más claro en las dos es un mensaje sobre no poder controlar a la persona que quieres… y controlar en un sentido muy amplio.

Sí.

¿Qué tipo de cine te gusta, María?

No se… Entre mis películas de cabecera tengo “Le Mépris”, “Teorema” de Pasolini, “Pasion” de Bergman…Esas son las películas que podría ver en bucle… Supongo que por eso me atrevo a dar sus títulos.

Un cierto tipo de cine que no acepta un espectador pasivo…

Me da mucha repulsión  eso… He visto a mis padres ir cuadrándose en el sofá delante del televisor, haciendo zapping…Cualquier cosa mínimamente reflexiva parece, hoy en día, lenta.

La atomización de la imagen…

Y a ti… ¿qué pelis te gustan?

Buf…

Ya. Es difícil.

Mucho. Ahora mismo estoy trabajando en “Save qui peut (la vie)” de Godard y “Down by law” de Jarmusch. Pero trato de no abandonar nunca a Chaplin, Lubitsch, Capra, Walsh, Ford, Ozu, etc, etc…

Eso de la atomización que comentabas… Nos está arrebatando un sentido básico. La mirada, y con la mirada, el pensamiento…La gente va por la calle, como si tuviera gafas de madera.

Existe cierta manía o imposición de un cine que no puede tener sus momentos de reflexión, que sólo existe un tipo de película con un montaje muy concreto, una historia y una sucesión de imágenes huecas y espectaculares. 

Sin embargo, uno de los pocos momentos en los que reflexiono es cuando veo cine. La ficción permite mirar con distanciamiento la realidad. Por cierto, ¿cómo conociste a Garrel?

Por un profesor, gran amante del cine, que tiene todas las pelis… Hasta “Les hautes solitudes”, peli-escombro o paisaje al abismo.

“Les hautes solitudes” es una experiencia brutal. Casi nadie ha sacado tanto partido al rostro humano. Se nota la influencia de Bresson.

Y se nota cierto padecer por la fugacidad… Esos primeros planos del rostro demacrado de Jean Seberg. Qué lástima lo de Jean, por cierto. Noto una preocupación al saber que ese rostro es efímero… Poco después de la filmación, se suicidó.

Si. El paso del tiempo en los rostros.  Saca mucho partido a eso… Por ejemplo, al filmar a su padre. La fotografía resalta la arruga como prueba del tiempo.

Totalmente.

Eso, en contraste con la belleza de los rostros femeninos. Que se sabe pasajera. Siempre asoma la decrepitud.

¿Y Jean Seberg?  ¿Por qué pasó tan terrible suceso?

La relación entre los dos fue muy intensa. Parece que tuvieron una aventura.

Te pido respuestas a la gran duda del ser humano.

Garrel lo cuenta en un texto. En realidad, es la necrológica que escribió después de su suicidio.

Impactante…

Es un texto de una gran altura literaria… En “Les hautes solitudes” ya aparece como un fantasma. Tiene un libro de entrevistas, “Une camera a la place de coeur”, de Lescure, que también es una joya. Y tiene un corto, “Rue Fontaine”, donde cuenta su romance con ella.

Que lástima que estas obras sean tan inaccesibles…

Yo lo tengo todo, exceptuando la última. Pero son copias de penosa calidad y sin subtítulos.

¿Dónde lo conseguiste?

Me las consiguió el director de mi tesis que está muy metido en la Filmoteca Nacional. Lo bueno es que, como las del principio tienen pocos diálogos, tampoco hay mucho que entender, salvo la imagen…

Sí, eso es lo bueno del Garrel primerizo.

En  “Rue Fontaine”, su álter ego lo interpreta Jean Pierre Leaud, que también es uno de mis favoritos.

¿Y tú? ¿Cómo te sumergiste en Garrel ?

Empecé por las películas actuales, cuando salieron editadas en dvd. La primera que vi fue “El corazón solitario”. Entre rápidamente en ese imaginario y quise ver mas.

Y seguiste hasta las ultimas consecuencias… A mi, curiosamente, me pasó al contrario. Vi “Le révélateur” y ahí empezó la adicción.

Yo utilicé “Le révélateur”, para una conferencia que di, y casi me linchan.

¿Y eso? Cuenta…

No sé. Era gente de un Master, bastante pegados al cine comercial. Y llego yo a hablar de la escritura cero, del cine de autor…Y ya cuando les pongo esas imágenes… después del cine ojo de Vertov… (Risas).

Fuiste atrevida… Aun así, a poco que uno busque, siempre encuentra gente receptiva a otro tipo de narrativa que se aleje de lo que habitualmente se estrena en los cines. 

Si, si. La hay. En esta ocasión tuve mala suerte. En cualquier caso, hubo un chico al que le llego. Con eso ya es suficiente.

Pues eso ya es un logro. Bueno, María, se hace tarde… Ha sido un verdadero placer charlar contigo.

Muchas gracias.

¡Hasta la próxima!

Miguel Blasco Marqués (Valencia, 1988). Lector ácrata e impenitente, cineasta jubilado, perfeccionista en las paellas, eterno diletante, fanático de los tacos mexicanos y de las tertulias que no conducen a nada. Trabaja como editor en Ediciones Contrabando.

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