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Ensayo por la juventud (VII)

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Capítulo 7: El proletariado

Según Hegel, el espíritu individual es sujeto del yugo de la necesidad -reconocimiento de los derechos de los demás, moralidad y moral social-familiar. Por ello, sólo puede alcanzar su plena realización por medio de la libertad del ciudadano. Cuerpo social perfecto de la Idea, el Estado es Dios. En relación con otros Estados, desarrolla la ley internacional y, en el curso de las vicisitudes de la Historia, pasa a través de la «dialéctica de la Historia». La Constitución es el espíritu colectivo y el gobierno es su cuerpo. La guerra es un medio indispensable del progreso político -dice Hegel. Es una crisis en el desarrollo de la Idea que toma cuerpo en los diferentes Estados, y sale victorioso de esta crisis el mejor de los Estados. La base del desarrollo histórico es, entonces, racional, puesto que el Estado es el cuerpo de la razón como espíritu. Por contingentes que parezcan, todos los eventos de la Historia son en realidad pasos lógicos en el desarrollo de la razón soberana que es corporizada por el Estado. Todas las pasiones, impulsos e intereses son la expresión de la razón o los instrumentos que la razón forma para su propio uso. Todos los acontecimientos históricos son, para Hegel, el arduo y desagradable trabajo de la razón hacia la plena realización de sí misma en perfecta libertad y, en consecuencia, la sucesión de eventos históricos es interpretable en términos racionales y disponible en categorías lógicas: la monarquía oriental, unidad y supresión de la libertad; la democracia griega, expansión en la que la libertad estaba perdida en una demagogia inestable; y la monarquía constitucional cristiana, que representa la reintegración de la libertad en el gobierno constitucional. Luego, también en el Estado el espíritu está limitado por la sujeción a otros espíritus. El Estado es la etapa final en el proceso de obtener la libertad y, en las cuatro sabidurías -arte, religión, filosofía y ciencia-, se hace sujeto de sí mismo, por que lo recibe el nombre de Espíritu Absoluto. Si en la religión oriental se exagera la Idea de infinito, en la griega se da una indebida importancia a lo finito y en la cristiana se representa la unión de lo infinito y lo finito, el Espíritu Absoluto, por encima de ellas, como filosofía, trasciende los límites impuestos a él también en el sentimiento religioso y, descartando la intuición artística, alcanza toda la verdad bajo la forma de la razón. La filosofía -dice Hegel- es la más grande, libre y sabia fase de la unión del espíritu subjetivo y objetivo, y el fin último de todo desarrollo. Por tanto, el sujeto histórico en Hegel es el Espíritu Absoluto, un sujeto cuyos fines coinciden con los de la Historia misma y, por ende, encuentra ya una garantía de la Historia. En el marxismo, el fantasma va ganando terreno porque, para encontrar dicha garantía, Marx necesitaba un sujeto más concreto y creó el suyo propio: el proletariado.

Sería a los veinticinco años cuando Karl Marx hiciese aparecer por primera vez el concepto de proletariado, en la Introducción para la crítica de la filosofía del derecho de Hegel. Se trata, pues, de un concepto juvenil que, sin embargo, es presentado como un fantasma. La posibilidad positiva de la emancipación alemana -dice- está en la formación de una clase radicalmente esclavizada. El total aniquilamiento del hombre sólo puede rehacerse con la completa rehabilitación del hombre. Ese estado especial en el cual la sociedad va a disolverse es el proletariado, que comienza a formarse con el invasor proceso industrial, porque el proletariado está constituido por la pobreza producida artificialmente, por la disolución de la clase media; además de por la servidumbre cristiano-alemana. El proletariado es la disolución de todo el orden existente. Cuando el proletariado quiere la negación de la propiedad privada, sólo eleva como principio de la sociedad lo que ya la sociedad ha elevado como su principio, lo que en él sin su cooperación está ya personificado como resultado negativo de la sociedad. El rey, al declarar al pueblo su propiedad privada, sólo expresa que el proletariado privado es el rey. El proletariado halla en la filosofía su arma espiritual, y apenas la luz del pensamiento haya penetrado a fondo en este puro terreno popular, se cumplirá la transformación del alemán en hombre. En Alemania no se puede romper ninguna especie de servidumbre. El fondo de Alemania no puede hacer una revolución sin cumplirla por la base. La emancipación del alemán es la emancipación del hombre. Cuando todas las condiciones internas se realicen, el día de la resurrección alemana será anunciado por el canto resonante del gallo francés.

De esta forma, Marx, conscientemente, le “encomendó” al proletariado la tarea de rescatar a la Humanidad, y la razón por la cual se encuentra a la altura de esta tarea es porque han condensado en su propia vida los sufrimientos de toda la humanidad. Pero aquel que condensa los sufrimientos de toda la humanidad y al rendirse a sí mismo los redime a todos es también Cristo. Y, aunque en los estudios posteriores no vuelva a hablar de salvar o redimir a la Humanidad, las razones que da continúan siendo del mismo tipo: el proletariado no se puede emancipar a sí mismo sin emanciparse de todas las demás esferas de la sociedad y sin emanciparlas a su vez. La razón por la cual le es posible esta misión es porque no tiene nada que perder salvo sus cadenas. Por lo tanto, cuando habla lo hace a nombre de toda la humanidad. En otros textos, cuando el proletariado aparece como el gran filósofo, la Idea, el representante concreto de la verdad (marxista), la orientación es nítidamente hegeliana. Recordemos que Lenin decía que el marxismo es invencible porque es verdadero, bajo el supuesto de que la verdad es todopoderosa. En síntesis, lo que podríamos denominar la sociología marxista -El capital, Teorías sobre la plusvalía- encierra la idea del proletariado como sujeto histórico de la Humanidad. Sin embargo, cabe pensar que el proletariado no está lo suficientemente bien definido porque, a pesar de que las definiciones son varias, no siempre combinan entre sí. En una definición amplia, el proletariado es la clase que vende su fuerza de trabajo a una concentración privada de los medios de producción, pero que en la que se incluiría a los coroneles, generales, obispos y arzobispos. En una definición restringida, el proletariado se reduciría a la clase que produce plusvalía, mas en ella Marx desafiaría sus expectativas acerca de la inevitabilidad de la revolución que expone en el capítulo XXIII, La ley general de la acumulación capitalista, del tomo primero de El capital. Marx distingue entre reproducción simple y ampliada (o expandida). En la simple, no existe crecimiento económico, mientras que en la ampliada, hay más producción de la que se necesita para mantener a la economía en un nivel dado, haciendo posible el crecimiento económico. La diferencia radica en que, en la reproducción simple, la plusvalía creada por el trabajo asalariado es gastada por la persona empleadora en consumo, mientras que, en la reproducción ampliada, parte de ella es reinvertida en la producción. Así como la reproducción simple reproduce constantemente el propio régimen del capital, de un lado capitalistas y de otro obreros asalariados, la reproducción en escala ampliada, o sea, la acumulación, reproduce el régimen del capital en una escala superior. En uno de los polos, crea más capitalistas o capitalistas más poderosos y, en el otro polo, crea más obreros asalariados. La reproducción de la fuerza de trabajo está obligada a someterse incesantemente al capital como medio de explotación. No puede desprenderse del capital y su esclavización a éste no desaparece más que en apariencia porque cambien los capitalistas individuales a quien se vende. Por tanto, la reproducción de la fuerza de trabajo constituye en realidad uno de los factores de la reproducción del capital. Y, por ende, la acumulación del capital supone un aumento del proletariado.

En unas condiciones en las que en Manchester la esperanza media de vida de la clase trabajadora era de 17 años y en Liverpool de 15, ni la mitad de longeva que la de las gentes pudientes, el crecimiento absoluto del proletariado reclamó una forma que incrementase su número aunque sus elementos se desgastasen rápidamente. Reclamó, por tanto, un relevo rápido de las generaciones obreras. Ley que no regía en las demás clases de la población. El proletariado satisfizo esta necesidad social por medio de matrimonios prematuros, consecuencia necesaria de las condiciones en que vivían los obreros de la gran industria, y mediante la prima que la explotación de los niños obreros brinda a la procreación. Por ello, el proletariado creció no sólo cuantitativamente sino también cualitativamente, a pesar de permanecer inconsciente de su situación, se politizó y se organizó para reclamar instintivamente a su propia clase un aumento cuantitativo de la mano de obra. En el capítulo XXIV del tomo primero, La llamada acumulación originaria, concretamente en el séptimo apartado, Tendencia histórica de la acumulación capitalista, Marx señala que la propiedad privada del trabajador sobre sus medios de producción es la base de la pequeña industria y ésta una condición necesaria para el desarrollo de la producción social y de la libre individualidad del propio trabajador, allí donde el trabajador es propietario libre de las condiciones de trabajo manejadas por él mismo: el campesino dueño de la tierra que trabaja, el artesano dueño del instrumento que maneja. Este régimen supone la diseminación de la tierra y de los demás medios de producción. Excluye la concentración de éstos, y excluye también la cooperación, la división del trabajo dentro de los mismos procesos de producción, la conquista y regulación social de la naturaleza, el libre desarrollo de las fuerzas sociales productivas. Sólo es compatible con los estrechos límites elementales, primitivos, de la producción y la sociedad. Querer eternizarlo equivaldría, como acertadamente dice Constantin Pecqueur, a decretar la mediocridad general. Al llegar a un cierto grado de progreso, él mismo alumbra los medios materiales para su destrucción. A partir de ese momento, en el seno de la sociedad se agitan fuerzas y pasiones que se sienten cohibidas por él. Hácese necesario destruirlo, y es destruido. Su destrucción, la transformación de los medios de producción individuales y desperdigados en medios sociales y concentrados de producción, y, por tanto, la expropiación que priva a la gran masa del pueblo de la tierra y de los medios de vida e instrumentos de trabajo, forma la prehistoria del capital. Abarca toda una serie de métodos violentos de acumulación originaria del capital. La expropiación del productor directo se lleva a cabo con el más despiadado vandalismo. La propiedad privada fruto del propio trabajo y basada en la compenetración del obrero individual e independiente con sus condiciones de trabajo, es devorada por la propiedad privada capitalista, basada en la explotación de trabajo ajeno, aunque formalmente libre. Una vez que este proceso de transformación corroe suficientemente, en profundidad y en extensión, la sociedad antigua; una vez que los trabajadores se convierten en proletarios y sus condiciones de trabajo en capital; una vez que el régimen capitalista de producción se mueve ya por sus propios medios, el rumbo ulterior de la socialización del trabajo y de la colectivización de la tierra y demás medios de producción, y, por tanto, la marcha ulterior de la expropiación de los propietarios privados, cobra una forma nueva. Ahora, ya no se trata de expropiar al trabajador independiente, sino de expropiar al capitalista explotador de numerosos trabajadores. Esta expropiación la lleva a cabo el juego de las leyes inmanentes de la propia producción capitalista, la centralización de los capitales. Cada capitalista desplaza a otros muchos. Paralelamente con esta centralización del capital o expropiación de muchos capitalistas por unos pocos, se desarrolla en una escala cada vez mayor la forma cooperativa del proceso de trabajo, la aplicación técnica consciente de la ciencia, la explotación sistemática y organizada de la tierra, la transformación de los medios de trabajo en medios de trabajo utilizables sólo colectivamente, la economía de todos los medios de producción al ser empleados como medios de producción de un trabajo combinado, social, la absorción de todos los países por la red del mercado mundial y, como consecuencia de esto, el carácter internacional del régimen capitalista. Conforme disminuye progresivamente el número de magnates capitalistas que usurpan y monopolizan este proceso de transformación, crece la masa de la miseria, de la opresión, de la esclavización, de la degeneración, de la explotación; pero crece también la rebeldía de la clase obrera, cada vez más numerosa y más disciplinada, más unida y más organizada por el mecanismo del mismo proceso capitalista de producción. El monopolio del capital se convierte en grillete del régimen de producción que ha crecido con él y bajo él. La centralización de los medios de producción y la socialización del trabajo llegan a un punto en que se hacen incompatibles con su envoltura capitalista. Esta salta hecha añicos. Ha sonada la hora final de la propiedad privada capitalista. Los expropiadores son expropiados. Conforme disminuye progresivamente el número de magnates capitalistas que usurpan y monopolizan este proceso de transformación, crece la masa de la miseria, de la opresión, del esclavización, de la degeneración, de la explotación; pero crece también la rebeldía de la clase obrera, cada vez más numerosa y más disciplinada, mas unida y más organizada por el mecanismo del mismo proceso capitalista de producción. El monopolio del capital se convierte en grillete del régimen de producción que ha crecido con él y bajo él. La centralización de los medios de producción y la socialización del trabajo llegan a un punto en que se hacen incompatibles con su envoltura capitalista. Esta salta hecha añicos. Ha sonado la hora final de la propiedad privada capitalista.

Cineasta con siete largometrajes, casi una veintena de cortos e incontables participaciones en proyectos ajenos o/y colectivos a mis espaldas. Pintor que gusta en darse baños de color. Y escritor que preferiría ser ágrafo. Estoy preparándome para huir al margen del Estado, fuera del sistema. Me explico en "Dulce Leviatán": https://vimeo.com/user38204696/videos

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