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La vocación underground de Óscar Grullon

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Hace quinientos años, Cristóbal Colon (y sus malditos marineros) llega a las costas de La Española (la isla que hoy comparten en desigualdad de condiciones la República Dominicana y Haití), somete con solera a los habitantes que lo reciben y regresa a España con un barco repleto de souvenirs caribeños: en su mayor parte oro y animales exóticos. Las Indias han sido conquistadas. Se organiza para celebrar tan magno acontecimiento un desfile en Sevilla y otras ciudades con los trofeos obtenidos al tiempo que se prepara una segunda expedición. Todos los tahúres, vividores, prófugos, bastardos, pícaros, camorristas; léase lo mejor de cada casa de Castilla y Andalucía, léase la peor ralea de España; con los ojos saltones y la fiebre del oro desatada en sus corazones, se embarcan en esa segunda aventura. Estos fueron los nuevos pobladores de La Española. Con estos datos (extraídos de Momentos estelares de la humanidad de Stefan Zweig), con este inmenso regalo que les hicimos, uno puede comenzar a entender la historia de la República Dominicana. Para terminar el cóctel faltaría apuntar la posterior llegada a la isla de esclavos africanos como mano de obra barata. De esta mezcla sale una Historia de piratas y asesinos, una Historia de violencia y corrupción, una Historia salvaje e injusta. La Historia de la isla.

QUINIENTOS AÑOS DE SOLEDAD

Hay una imagen que definiría perfectamente al cineasta dominicano Óscar Grullon. Pertenece a la secuencia final de Teorema de Pasolini en la que un hombre camina gritando en mitad de un desierto. Se desgañita en ese lugar donde no hay ni un ápice de vida humana.

El alarido de Óscar Grullon es silencioso y no es casualidad que presida su sala de montaje un póster gigante de The Wall de Pink Floyd. Porque ser cineasta en República Dominicana, aparte de predicar en un desierto moral, puede ser un negocio pero también un suplicio. Los directores que hacen películas dentro de la industria dominicana son empresarios, tienen cero formación humanística, y vienen creando una serie de engendros que hacen que los films de Cantinflas parezcan obras de arte. Por suerte, es un cine que sólo se ve en la isla, es inexportable de puro bizarro.

Ahora, aquel que quiera salirse de esa vía, transitar por otros territorios, hacer un cine de denuncia social, hablar de la sarta de males endémicos que afectan al país… lo tiene difícil. Quiero decir: es difícil en todo el mundo pero en República Dominicana lo es más. En París o en Barcelona, algo se puede hacer. En el underground uno se siente más acompañado. Allí es pegarse cabezazos contra un muro de piedra.

Sin embargo, Óscar Grullon no desespera, lleva más de 25 años de Historia de la isla registrados en más de cinco mil cintas de vhs, betacam, Hi-8, mini dv… horas de material que como a Jonas Mekas, a veces, se le confunden con la vida. Ver las hileras de cintas acumuladas que tiene organizadas en armarios y cajones da para un travelling muy  largo.

Cuando fuimos a visitarlo iba sacando con cuidado cada cassete y nos refería su Historia particular. La visita de Fidel Castro a la isla, cuando se coló en el entierro del tirano Balaguer, los desastres ecológicos y la pasividad de los gobernantes locales para resolverlos, imágenes pavorosas del terremoto de la vecina Haití, grabaciones de fiestas populares, bailes, músicas autóctonas, ritos y tradiciones, entrevistas, festivales, teatro, poesía…

En él se mezcla la preocupación por entender su entorno, por dar testimonio objetivo y poético de la realidad, una pasión por las imágenes y los sonidos que desean realmente mostrar algo… no son cineastas conocidos en la isla, y Óscar no lo sabe, pero es primo lejano de gente como Jean Rouch o Rosselini. Además, tiene en mente preparar una película-tesis con todo ese ingente material, labor que de llevarse a cabo lo emparentaría directamente con Chris Marker.

Óscar grita y advierte, muestra, monta. No se queda en su torre de marfil. Sus videos se pasan los domingos por la noche en un programa de televisión, “el único que hace periodismo serio”, nos comenta, un formato similar a nuestro Informe Semanal. Y paradojas de la isla (o anécdotas que serían divertidas sino fueran terribles): el año pasado una inundación arrasó (de nuevo) una barriada, mal construida, objetivo perfecto para la lluvia tropical. En el programa de televisión el presentador advierte: Hoy vamos a ver un video de Óscar Grullón de hace cuatro años denunciado la devastación que causó el tornado X en la barriada C. ¿Es o no es predicar en el desierto ser cineasta en la República Dominicana?

Junto a sus camaradas Lorraine Ferrán, César Olmos, Silver Cruz, Gerardo “El Cuervo” Mercedes (actriz, locutores y camarógrafos) ha fundado la Fundación Prensa Civil Quisqueyana. Una Fundación en cuyos estatutos se lee: “Aplicando la tecnología a la educación. El cine documental nos conduce hacia la práctica de la pedagogía de la imagen y la alfabetización visual, para transformar seres pasivos en espectadores responsables que entiendan los valores estéticos y juzguen los contravalores creando una verdad propia para establecer un ordenamiento en el marco del caos cotidiano.”

Y tienen su propio canal de youtube, donde van colgando sus creaciones. Pero Óscar, en ocasiones, desespera. Lleva 25 años en la Imagen y no ha cambiado nada. ¿Nada? Cuando estuvimos con él todavía no había leído Recortes de prensa, ese cuento de Julio Cortázar en el que una escritora argentina exiliada se reúne con un escultor (argentino y exiliado por la dictadura también) en su piso de París. A partir del recorte de un diario en el que una señora denuncia desde México la desaparición y asesinato de varios de sus familiares en Buenos Aires a manos de la policía y los militares, los dos artistas mantienen una conversación en estos términos:

-Ya ves, todo esto no sirve de nada- dijo el escultor, barriendo el aire con un brazo tendido-. No sirve de nada, Noemí, yo me paso meses haciendo estas mierdas, vos escribís libros, esa mujer denuncia atrocidades, vamos a congresos y a mesas redondas para protestar, casi llegamos a creer que las cosas están cambiando, y entonces te bastan dos minutos de lectura para comprender de nuevo la verdad, para…

-Schh, yo también pienso cosas así en el momento- le dije con la rabia de tener que decirlo-. Pero si las aceptara sería como mandarles a ellos un telegrama de adhesión, y además lo sabés muy bien, mañana te levantarás y al rato estarás modelando otra escultura y sabrás que yo estoy delante de mi máquina y pensarás que somos muchos aunque seamos pocos, y que la disparidad de fuerzas no es ni será nunca una razón para callarse. 

¿A qué se enfrenta Óscar Grullon? No sólo a un gobierno clientelista, corrupto, abominable. No. Tiene que vérselas, sobre todo, con una población a quiénes los sucesivos gobiernos corruptos, clientelistas y abominables han convertido en una verdadera masa inculta, opaca, sin interés alguno por cualquier tipo de arte. Ron y bachata. Un pueblo dormido, adocenado por el poder. Así que Óscar tiene todos los combates por librar, todos los frentes abiertos. Y no está solo. Y es que con un poco de conciencia –las imágenes y los sonidos de Óscar- quinientos años de soledad de este pueblo pueden transformarse en quinientos años más justos.

Vientos del pueblo resuenan.

Miguel Blasco Marqués (Valencia, 1988). Lector ácrata e impenitente, cineasta jubilado, perfeccionista en las paellas, eterno diletante, fanático de los tacos mexicanos y de las tertulias que no conducen a nada. Trabaja como editor en Ediciones Contrabando.

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