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Daniel Knauf: “A todos los hombres importantes les tienta la maldad en algún momento”

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En la anterior década asistimos a un cambio de paradigma en cuanto a la pantalla global se refiere. Mientras el cine languidecía regurgitando las mismas historias de siempre, adaptando fórmulas manidas, la televisión vivió un resurgir de los seriales, en parte gracias a la difusión masiva que ha supuesto internet en todo esto. De toda esa vorágine de series, podríamos destacar un selecto grupo que no sólo las diferenciaba de sus coetáneas, sino que las convertía en competencia directa del mejor cine. Carnivale, serie maldita que, como Roma o Twin Peaks, terminó demasiado pronto, está en ese podio. Mete en una batidora a Herman Hesse, David Lynch y Steinbeck, escúpelo en un guión y te saldrá Carnivale. Daniel Knauf fue la mente maestra detrás de ese complejo arcano que supuso la serie. Ahora que muchos parecen haber (re)descubierto las andanzas de aquellos ‘feriantes’ y el Hermano Justin, quisimos hablar con Daniel sobre la gestación de la que es, creemos, su obra maestra.  

¿Cómo nació ‘Carnivale’?

Siempre me han fascinado las ferias ambulantes (carnivals, Ndr.). Ahora, en la sociedad moderna son vistas como algo cutre, algo de paletos. Eran como una especie de subcultura. Incluso aquí en un país como Estados Unidos los que formaban parte de ellas vivían en la carretera, debajo de sus caravanas. Era un estilo de vida absolutamente romántico. Había un par de historias muy épicas, grandes historias. No sabía qué hacer con ellas, sólo quería que se desarrollaran en una feria ambulante. Empecé a pensar qué época sería la mejor para ambientarla y al principio pensé en el futuro, en una era post-apocalíptica. Resultaba un poco aburrido y me decidí por los tiempos de la Gran Depresión. Ese fue el punto de partida. 

¿De dónde surgió esa fascinación tuya hacia los freakshows?

Cuando tenía poco más de dos años mi padre cogió la polio… Mejor dicho, tuvo la polio cuando era niño, pero cuando yo tenía dos años desarrolló lo que llaman el síndrome post-polio y perdió la sensibilidad en las piernas. Ya no podía andar, tuvo que usar una silla de ruedas. Estoy hablando de los años sesenta, y la gente en silla de ruedas no tenía la calidad de vida de ahora. Si acababas en una silla de ruedas directamente dejabas de trabajar, no servías para nada. Hoy es muy distinto, claro. Entonces era así. Sin embargo, mi padre tenía cuatro hijos. No podía permitirse abandonar el trabajo, así que volvió a su trabajo de comercial. Crecí junto a una persona que iba en silla de ruedas. La gente hablaba de mi padre como si fuera un santo, siempre comentaban su tremenda fuerza de voluntad, aunque para mí era mi padre, nada más. Para los extraños tal vez fuese algo excepcional, pero cuando vives la discapacidad tan de cerca, lo ves como algo normal. Por eso a veces digo que me crié como los ‘freaks’ de Tod Browning. En aquella película, entre la gente del pequeño circo no se trataban como personas especiales o diferentes, eran sólo personas, como los demás. Supongo que aquello despertó en mí una fascinación por esa diferencia que hay entre cómo se juzga a las personas desde fuera y cómo lo hacen las gentes que les rodean, la gente cercana. No importa si tienes al lado al ser más deforme del mundo; en cuanto pases cinco minutos con él te parecerá sólo una persona más. Y, bueno, quería hablar sobre ello en la televisión. 

¿Sigues asistiendo a espectáculos de ese tipo?

Es que hoy en día… A ver, durante una época fueron casi ilegales, la gente discapacitada podía sentirse ofendida. Esos espectáculos se convirtieron en algo poco menos que marginal. Durante un tiempo estuvieron prácticamente prohibidos. Ultimamente parece que están resucitando con los ‘sideshows’, al menos en los Estados Unidos. 

Antes te has referido a ‘Freaks’ de Tod Browning. ¿Cuáles han sido las influencias a la hora de plasmar tu imaginería visual?

Muchas películas de David Lynch –me encanta David Lynch-, algunas historias de Stephen King… yéndonos más atrás en el tiempo tendría que mencionar ‘Las Uvas de la Ira’, por supuesto… Clive Barker es otro escritor que admiro muchísimo. Todos ellos me han inspirado de una forma u otra.  Y  claro, ‘Freaks’. Es una obra maestra, desde luego. Maravillosa. 

En algunas secuencias de ‘Carnivale’ muestras cartas del tarot. ¿Te inspiró Jodorowsky?

No, la verdad es que no le conozco. 

Es un director de cine, escritor, filósofo y mil cosas más…

Pues no conozco su obra. Me has despertado la curiosidad. 

Creo que te gustará. Y entonces, lo del tarot fue únicamente un recurso…

Las cartas de tarot aparecen porque existe el personaje de la vidente. Me compré un libro para aprender unas nociones básicas. Sólo hubo una carta que me inventé. 

Trabajaste con Michael J. Anderson, al que se recuerda, entre otras cosas, por su trabajo en ‘Twin Peaks’. Su papel en Carnivale es bastante diferente.

Michael era un encanto. Nos hicimos muy buenos amigos durante la serie. Escribiendo su papel siempre tenía en mente a mi padre. Y tiene gracia porque cuando se lo comenté a Michael me dijo que él también se inspiraba en su padre interpretando el personaje de Samson. Teníamos eso en común. 

¿Eras seguidor de ‘Twin Peaks’? Tanto ‘Twin Peaks’ como ‘Carnivale’ comparten una cierta atmósfera extraña…

Me encantaba ‘Twin Peaks’. Recuerdo que vi ‘Cabeza borradora’ en la universidad. Estamos hablando de hace ya algún tiempo (Risas). Desde luego que ha sido una influencia para mí. Leí en internet que cuando contrató a Michael lo hizo basándose sólo en su físico, lo que me parece que es limitar muchísimo su verdadero talento. Seguro que al verlo en ‘Carnivale’ mucha gente pensó: “bah, hará el mismo papel que en ‘Twin Peaks’” … pero no tenía nada que ver con Twin Peaks. Yo quería que fuese Michael en concreto quien hiciera ese papel.  

Lynch sería el director idóneo para una hipotética tercera temporada de ‘Carnivale’…

Ojala pudiera trabajar con él algún día. Sería un honor. Pero es que David… Él escribe la mayoría de los guiones de sus películas, ¿no? 

Sí. Exceptuando ‘Carretera Perdida’, que escribió el guión a medias con Barry Gifford, y ‘Twin Peaks’ con Mark Frost.

Por eso te decía… Su trabajo es tan personal que no me lo imagino dirigiendo el material de otro. Es un cineasta de verdad. Tiene ese mundo propio tan oscuro, tan articulado… 

¿Cuál fue el personaje que más te costó construir en ‘Carnivale’?

Ninguno en concreto me resultó difícil. El reto está en el conjunto. Es como con la música, no podría componer una música que no supiera tocar. Era como si los conociera, como mi mujer; sabía lo que iban a decir en un momento dado o cómo se comportarían. Por ejemplo, si escribía una escena entre dos de ellos era como si estuviera sentado en una mesa oyéndoles hablar. La conversación fluía, sin más. De hecho, creo nunca me había resultado tan fácil escribir un proyecto como lo resultó ser ‘Carnivale’. Hasta los personajes que surgieron después, cuando la serie estaba en marcha, salieron de una forma natural. Escribía los guiones con una sonrisa permanente en la cara (Risas).  

El personaje de Lodz, por ejemplo.

Me gusta la idea de que existan seres superiores, personas que pueden mirar dentro del alma de uno, y Lodz es uno de ellos, alguien que hace muchas cosas por los demás. Es un personaje muy trágico, aunque gran parte del desarrollo de Lodz en la serie se lo debemos a Patrick Bauchau, un actor impresionante y estupenda persona, que aportó muchas ideas. Dio vida a Lodz No puedo atribuirme todo el crédito por él, más allá de que lo imaginé como un hombre oscuro que podía ver el futuro, que estaba muy unido al dueño de la feria. Es una suerte de hijo pródigo. Es esa clase de personaje que va creciendo a medida que la serie avanza. No quería que muriera al final de la primera temporada. Los productores me obligaron. Alguien tenía que morir, y yo les decía: (Daniel hace como que lloriquea N.d.R.) “¡A cualquiera menos a Lodz! ¡Cualquiera menos Lodz!” (Risas). 

Uno de los personajes principales es el Hermano Justin, y una de las cosas más interesantes de ‘Carnivale’ es que el antagonista es un predicador. ¿Por qué Justin acepta hacer el mal si antes había intentado ser una buena persona?

Es la historia de casi todos los hombres importantes. Cargan con una enorme responsabilidad… Es así desde Jesucristo. Siempre hay un momento en que les tienta la maldad, el ‘lado oscuro’. Sienten demasiada presión, no pueden con ello. Pensé si no le ocurriría lo mismo al hijo del diablo. Imagina que despiertas un día y te das cuenta de que estás predestinado a aniquilar la Humanidad. El Hermano Justin es incapaz de llevarlo a cabo, y para mí fue una oportunidad de mostrar a alguien que en principio es reticente a hacer el mal aunque esté destinado a hacerlo. 

Incluso dando esperanzas a la gente, algo que podríamos extrapolar al presente.

Creo que si eres, literalmente, el Anticristo, aunque trates de hacer el bien eso también es ‘malo’. ¿Entiendes lo que quiero decir? Intentando ser bueno, está haciendo algo malo. Esas esperanzas son falsas, lo que es peor que no tener ninguna esperanza en absoluto. 

Henry Scudder es también muy ambiguo.

Henry era, en cierta manera, como el hermano Justin. Mientras Justin cumple su destino, lo que Henry intentaba por todos los medios era huir de sus responsabilidades. La verdad es que ese sí que fue un personaje algo difícil, tan críptico, tan misterioso… Era complicado incluso para el resto del equipo. 

La serie se canceló por problemas financieros. ¿Cómo reaccionaron los fans?

Se pusieron furiosos, claro. La razón de que se cancelara no fue una cuestión de dinero. De acuerdo, algunos episodios salían por casi tres millones y medio de dólares, que es muchísimo dinero, pero si te paras a analizar nuestro trabajo, lo costoso de la producción, verás que necesitábamos cientos y cientos de extras, todos ellos debidamente disfrazados y maquillados. No era algo fácil. Por tres millones y medio te puedo asegurar que entregábamos un producto de primera calidad. Para mí la verdadera razón de que cancelaran la serie es que los de la HBO no se sentían cómodos. Se llevaban más los dramas y ‘Carnivale’, simplemente, no encajaba. Preferían gastarse el dinero en otra cosa, eso es todo. La serie era tremendamente popular en internet, había legiones de fans, y no supieron o no quisieron sacarle partido a eso. Apenas movieron merchandising ni ese tipo de cosas que suelen acompañar a las series como esta, que crean ese sentimiento especial entre su audiencia. En la HBO sabían que la serie era buena, que a la gente le gustaba, pero no sabían qué hacer con ella. Así que los fans se llevaron una gran desilusión. Algo muy significativo es que después de haber sido cancelada, siguió reclutando nuevos seguidores, que es lo contrario a lo que suele suceder con la mayoría de las series que se caen de la parrilla. Normalmente cuando quitan una serie sus fans van desapareciendo poco a poco, no al revés.   

Se rumorea que la HBO te ofreció hacer una ‘tv movie’ y darle un final cerrado.

Me ofrecieron hacer una película de dos horas. Tuve que rechazarlo. ¡Tenía cuarenta y ocho horas de material en la cabeza! No podía reducir eso a dos horas, era absurdo. La primera temporada de ‘Carnivale’ tenía lugar entre 1934 y 1935, la siguiente se desarrollaba ente 1939 y 1940 y en la tercera temporada nos íbamos hasta 1944. Era una trilogía y así fue como se lo vendimos a la cadena… Quién sabe, quizá llegue alguien y nos diga: “Venga, vamos a rematar esto”. (Risas) Eso sería genial. 

¿Cuál es tu balance de toda la experiencia ‘Carnivale’?

Fue una oportunidad única el poder crear esa serie en la televisión americana. Tuvimos detrás a una cadena que estaba dispuesta a apostar fuerte por ella, aun siendo un material muy complejo. Al principio en la HBO estaban deslumbrados y tenían dinero para el proyecto. Me siento muy afortunado por haber podido darle salida, de preservar en todo momento mi visión de lo que la serie debía ser. A mí me encanta trabajar en televisión y espero volver a pasármelo tan bien algún día como me lo pasé en ‘Carnivale’.  Supuso un reto enorme, el argumento no era nada convencional, pero en cierta manera fue como pedirle a una mujer que tenga un hijo tres años después de que lo haya tenido. Te dirá que fue un embarazo muy llevadero (Risas). El caso es que, cuando ahora pienso en ello, lo veo como una de las mejores experiencias que he vivido. Si tuviera que hacer un ranking de los acontecimientos más felices de mi vida pondría primero el nacimiento de mis hijos y el día que me casé con mi mujer, y después de eso vendría “Carnivale” (Risas).

traducción: Enrique Campos

De Nowhere, Oklahoma. Nadie sabe más de Freddie Mercury que él. Trabaja para Rockzone, This is Rock y Esquire.

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