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Joaquín Regadera: “Lo normalizado es erróneo”

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Joaquín Regadera tiene cuerda para rato y va a dar guerra. Hay que seguirle la pista de cerca. Para presentarlo diré que con él puedes hablar de un libro de David Foster Wallace, irte a grabar un documental chanante por los pueblos más bizarros de nuestra geografía o  pegarte una jarana memorable en una Granada desierta.

El pretexto para hablar hoy con él es su nueva película. La sorpresa sigilosa del 2012. Un film que no está destinado al ruido del aplauso barato sino al sonido sordo y seco que provoca la lengua en el paladar cuando nos damos cuenta de que estamos ante otra cosa. Ante algo que no viene a idiotizar sino a proponer. Joaquín se ha ido delante un momento para enseñarnos un camino. Yo, le sigo.

Hasta su versión definitiva, Joaquin, “Trilogía del amor” ha recorrido un camino de casi 5 años: desde su rodaje en el verano del 2008 hasta que nos sorprendiste con el corte final hace unos pocos meses. Intuyo que detrás ha habido un largo viaje personal y me agrada imaginarte siempre con el disco duro de los brutos debajo del brazo. ¿Alguna vez estuviste con ganas de tirarlo al mar, quemarlo, colgar la toalla… o siempre has tenido claro que la película iba a ser montada?

Desde el rodaje, en septiembre de 2008, la mar se ha tirado a los brutos de imágenes varias veces. El resultado: montones de granitos de arena que han hecho la película. Y no recuerdo haber querido colgar la toalla, mas sí he llegado a cuestionarme si sería ésta la última vez que mis manos acariciasen el océano cinematográfico. 

Me gustaría que comentaras alguna de las etapas más significativas de ese periplo de 5 años y cómo han influido a la peli.

Cuando conocí los psicoactivos hace un par de años. Abrieron mis puertas de la percepción y encontré las llaves con las que dar a salas inexploradas de la obra… la verdad es que hasta hace poco no sabía de qué hablaba la película. No he vuelto a necesitar las drogas. Desde entonces soy más libre. La libertad es lo más significativo. 

Recuerdo que leí el guión original hace unos años y ahora, viendo el resultado final, hay un giro de bastantes grados, por no decir que el guión se ha montado en una montaña rusa… ¿en qué momento decides que “Trilogía” no va a seguir una estructura ni una estética “clásica” y que debe caminar hacia postulados más vanguardistas? Y si nos puedes contar el por qué de esta decisión…

Rodé la cinta de una manera totalmente kamikaze. Si Herzog dice que un elefante puede tardar en caer una semana después del disparo, y Angélica Liddel toda una vida después de haber nacido con un balazo en la cabeza, yo he necesitado cuatro años en hacerme con los mandos de una nave cada vez más cerca de hartarse de tierra. Mas tras el barbecho ha llegado por fin la inspiración. La decisión vino en soledad. Sencillamente fue así, en un estar contemplativo, viendo como crecía una flor entre las llamas de una íntima fogata y fuga benigna. 

He leído en el texto que acompaña a la película que está influenciada por el letrismo, aunque la veo menos salvaje que los films de Issou, por ejemplo. A mí me recuerda más al “cine expandido” americano de los 60-70 (Stan Brackhage, Ronald Nameth, Patrick O´Neil), pero háblanos de esa influencia.

En verdad es mucho más salvaje y límite que los films de Issou. La diferencia es que el Letrismo es como mirar al sol, mientras que con ‘Trilogía del amor’ puedes hipnotizarte como lo harías con la sugestiva luna llena. Y el público va a tardar otros cuantos años en comprender que es un relativo escupitajo a lo establecido, a lo institucional, y cuyo lema principal diríamos que es “lo normalizado es erróneo”. 

Los efectos digitales merecen un apartado en sí mismos, ¿trabajaste con After Effects? ¿Qué aportes expresivos buscabas con los efectos? En algunos momentos el film se vuelve muy plástico, se acerca a la pintura…

No trabajé con After Effects. Todo es mucho más rudimentario y manual de lo que parece. Lo que no es retoque con tintas y productos degradantes o punzones sobre las tomas del positivo en Super 8 mm, son capas y más capas digitales echas con la cámara y diversos filtros y otras movidas sobre la misma pantalla del ordenador. Y no sé qué otra cosa buscaba más que el aporte plástico, estético. Es un proceso intuitivo: ha sido la obra la que ha ido encontrándome a mí, según conseguía librarme de toda vuestra mierda y demás educación adquirida. 

Sobre los textos, los intertítulos y las frases de diálogo que aparecen… ¿qué te ofrece el texto sobre la imagen? ¿Por qué lo has usado?

Son parte de la experiencia estética, a modo de mensaje y en tono de ironía. Me da que hay cinismo tras ellos. No sé más. 

Háblanos del tiempo en la película o acerca de cómo avanza (y retrocede). Si no me equivoco hay momentos que usas flash-forwards externos, como en la secuencia inicial donde los créditos cortan la capa de audio, un momento que está, de alguna manera, fuera del propio film…

No sé hablar, como podría, sobre el tiempo. Creo que todo empezó de una manera orgánica, según sacaba el horror que llevaba dentro, e iba descubriendo la historia que encerraban esas imágenes. Mi organismo ahora está mucho mejor, mas en aquel momento de edición inicial, me da que necesitaba pulir las impurezas de la herida sin esterilizarme las uñas. No fui aséptico, sino visceral y arrebatadamente incisivo. Mi estómago ya está tranquilo. Y me alegra sentir que sigo latiendo un intenso fuego y que lo siguiente que haga será sobremanera desde el corazón. 

Creo que una decisión acertadísima es la música, ¿por qué el Krautrock?

Me ayudó a conectar con las imágenes. El krautrock es esencia del punk: el primitivismo de hazlo tú mismo. Cuando bailar al son de otros intérpretes no es suficiente, mejor es encontrar el sonido que cada cual llevamos dentro. Esa música de índole experimental fue la sinapsis que me ha acompañado a ser realista. 

Junto a las pelis de Albert Serra, las últimas de Pedro Costa, los experimentos de Godard en “Elogio del amor”… “Trilogía” reivindica que con el digital más primitivo (minidv) se pueden hacer cosas muy interesantes. Ahora, mi pregunta, tal vez algo capciosa, es la siguiente: ¿si en su día pudieras haberla rodado con una Canon 5D -o similar- lo hubieses hecho?

Sí. Lo hubiese rodado lo mejor que hubiese podido en relación accesibilidad/contratiempos. 

Por cierto, ¿cómo fue el reciente estreno en la Filmoteca de Murcia? ¿Qué tal el feedback con el público?

Una maravilla. Empecé tirando confeti al público al ritmo de ‘Volunteers’ de Jefferson Airplane, corriendo por toda la sala de cine, bañando en color y alegría a más de 300 personas, bailando con un estilo más payasesco que elegante, y así pude llamar mal nacidas a todas las personas no dadas a luz en libertad; hacer comprender que la autoridad es una falta de respeto, y gritar ¡Viva el Amor! con una respuesta muy muy sonreída. Hasta el día siguiente no fui consciente de cómo había ido. 

Sobre los actores, aunque sea retrotraernos bastante en el tiempo, hasta el verano del 2008, ¿cómo fue el trabajo con ellos?

Fue duro. Yo no estaba por la labor de dirigirlos, y hacían según podían con mis pocas indicaciones. No era un proceso de búsqueda de personajes, como lo han sido y serán otros proyectos. Más bien era el retrato del estar perdidos. 

Y si nos retrotraemos todavía más, al momento de la escritura del guión original, ¿qué te inspiró a escribirlo? ¿qué buscabas contar o expresar?

En aquel momento nada en particular. Sólo necesitaba hacer algo: el arte es el vehículo artificial por el cual sacamos a la superficie nuestra naturaleza subconsciente. Como ya he comentado, he tardado casi cuatro años en descubrir qué quería expresar… Ahora voy a añadir algo: si yo os digo ‘haced esto así, porque lo digo yo’, estoy faltando al respeto a vuestra persona, ¿verdad? Pues eso es la autoridad. Y de eso habla la película. Ese -creo- es el origen social del malestar individual, donde he citado a Casilda Rodrigañez. Vivimos bajo esa re-presión, es decir, acelerados en la asunción de roles que no nos hacen sentir Vivos. Yo deseo de Vivo corazón que las personas seamos Libres. No creo en las sociedades cerradas. Las familias nucleares, que limitan el amor, son un peligro para la humanidad. Podríamos amar a todos los niños, por ejemplo, en vez de sólo a nuestros hijos. La revolución empieza ahí. Y eso es algo que alcanzo a ver con suficiente claridad. 

En cuanto a la distribución, ¿cómo lo estás moviendo?

Con una distribuidora especializada en cine documental y experimental sita en Segovia llamada ‘Cámara Excéntrica’. Ya siento haber ganado tantos premios que me da la película podría moverse sola en el tiempo. 

La última vez que hablamos me comentaste que tenías entre manos una adaptación de un cuento de Bukowski. ¿Cómo va? ¿Qué tienes entre manos a corto o largo plazo? ¿Te interesaría de alguna manera retratar los convulsos momentos que por desgracia se están viviendo en España? Si es asi, ¿de qué manera?

Al guión de Bukowski le tengo muchas ganas. Ya acabé la adaptación y me queda pulir a largo plazo lo más literario para con la pantalla. Ahora estoy moviendo una adaptación de ‘Tres sombreros de copa’. Si todo va bien, estaré ensayando la obra de Mihura en primavera, a la que he cambiado por completo el tercer acto. Deseo hacer mucho con el equipo artístico. En este momento es uno de mis mayores estímulos… Si la vocación es un cuento, y la única ilusión verdadera es Vivir, yo deseo que hagamos lo que más Vivos nos haga sentir, lo que más nos gusta. Esa es nuestra aportación más importante al mundo. La felicidad es decir ‘Sí’ a todo lo que somos. Y yo soy una persona desinteresada. Los demás no me interesáis. Y tampoco soy altruista. Los españoles somos unos irresponsables por seguir aceptando el sistema electoral, por dejar que otros piensen por nosotros cuando sabemos de sobras que quienes quieren pensar por los demás tienden a hacerlo por interé$. Yo puedo con mi responsabilidad, pero no con la vuestra. Mi deber es Mirar más allá de los códigos sociales (que, además de cerrados, me son odiosos). La humana es la especie que más puede hacer por todas; la más válida y la más capaz: desde dejar órganos antes de marcharnos, a sanar animales accidentados, etc. El interés es una lacra. Y la educación o la seducción es la manera en que se nos conduce o guía a aceptar cuanto antes esa mentira que anula lo auténtico, para que nos adaptemos a un mundo enfermo. YO, muy egoístamente, no voy a adaptarme. Rechazo profundamente la egocentría.,  y, como dijo Dylan, no hace falta ser meteorólogo para saber de qué lado sopla el viento. No es tan difícil dejar de convertirse en lo que los demás creen que somos; y mucho más fácil es percibir quien se pone antes del lado de la autoridad, de los profesores, del “poder”. Es ahí donde empezamos a sentirnos en soledad, o subordinados (que es infinitamente peor), en vez de acompañados (que es lo sano y natural). Es ahí donde España comienza a dividirse en dos bandos. Ya he participado de la liberación de varios espacios y he parado unos cuantos desahucios, y la gente sigue firmando hipotecas. ¡Y qué estúpidos! Continuamos buscando trabajo en vez de alternativas sostenibles, perpetuando una generación más el esclavismo moderno. Mas lo verdaderamente esencial al ser humano es la creatividad y no tanto producir. Así que os follen a gusto y libres de agresividad; cuando me necesitéis, ahí estaré.

Miguel Blasco Marqués (Valencia, 1988). Lector ácrata e impenitente, cineasta jubilado, perfeccionista en las paellas, eterno diletante, fanático de los tacos mexicanos y de las tertulias que no conducen a nada. Trabaja como editor en Ediciones Contrabando.

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