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El templo interior de Miyazaki

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Dicen que tiene ochenta años, pero lo más probable que es que apenas tenga seis y ello lo convierta en el anciano director de cine más joven de la historia, algo así como un Benjamin Button.  Es Hayao Miyazaki, quien arrastra la sabiduría de los años que sólo es posible encontrar bajo la corteza de los árboles o en los vaivenes del viento y que sólo es comparable con la primera sonrisa de un niño.  En su cine cabe todo aquello con lo que alguna vez soñamos, todos esos mundos y colores que inundaron nuestros sueños, la magia que hace  a la naturaleza volver a florecer y la alegría enorme de despojarse de los años y del tiempo, para cubrir ese gris que a veces parece robarnos la vida.

Miyazaki es un escultor del espíritu humano conectado a la ecología y a la imaginación inextinguible de la magia, sus personajes son niñas y niños que encuentran en abuelitas y ancianos a sus cómplices y amigos más cercanos, al tiempo que en mundos llenos de luz y colores desarrolla historias fantásticas, pero siempre conectadas a la realidad del mundo en el que nos ha tocado vivir.

No por ser un Cine Infantil el suyo es un trabajo pequeño, sino todo lo contrario. Miyazaki y losEstudios Ghibli, han puesto en la retina de grandes y chicos una muestra monumental de lo que es el Gran Cine, ese que borra las arrugas de la piel y siembra conciencia en el corazón que se inicia en la aventura de vivir.

Recién en los últimos años su obra se ha dado a conocer en Occidente, aunque para los fanáticos del Animé su nombre sea desde hace tiempo de dominio obligado.  Con títulos como “La Princesa Mononoke” y “Mi vecino Totoro”, ha inmortalizado su nombre y el de sus estudios, sin renunciar a su forma tradicional de dibujar y abordando temáticas sorprendentes, donde es posible encontrar en un contexto cotidiano a humanos, criaturas y animales en mundos paralelos, con un profundo sentido de la ecología y una crítica a nuestra forma de depredar la Tierra y la niñez.

us películas suelen estar protagonizadas por niñas heroínas que deben cumplir una misión, algo importante está en juego y serán ellas quienes se encarguen de corregir el curso de la historia, para lo cual se requiere carácter y constancia, imaginación y determinación, ternura y optimismo, una fuerza interior enormes y un amor a toda prueba.  La tarea no es fácil.

Cada fotograma es una aventura y un color que no conoces, una criatura que sumamos a nuestro catastro de cosas increíbles, un mundo que queremos descubrir y un lugar de encuentro, que si llueve nos gusta, que si hay sol nos encanta, que el aire y el agua se nos quede en la piel y que a las butacas les salgan brazos y pies porque en verdad es posible.  El Cine de Miyazakiparece quitarnos años de encima.

El año 2002 Miyazaki obtiene el Oscar a la Mejor Película de Animación por “El Viaje de Chihiro” (Spirited Away,  2001), una película sorprendente que relata la historia de una niña que debe salvar a sus padres, quienes han sido transformados en cerdos luego de comerse un festín abandonado en una parque desierto. A partir de entonces, emergen los fantasmas y las criaturas fantásticas con las cuales Chihiro deberá lidiar para alcanzar el éxito en su misión.  Esta es una película compleja  y en particular sucede con su Cine, que ocurren tantas situaciones y tan ricas en personajes que no es necesariamente una película infantil.

Sería entonces Spirited Away la puerta de entrada paraMiysaki a Estados Unidos y la vitrina aún  más grande para seguir sorprendiéndonos con títulos posteriores como “El Castillo Ambulante” y su más reciente obra maestra “Ponyo en el acantilado”.

En esta última entrega el director japonés nos sumerge en el mar, para presentarnos a Ponyo, una encantadora niña-pez que se acerca al mundo de los humanos fuera del agua, tal como una Sirenita, pero sin la cola de pescado ni la moral de Disney World.  Otra vez son niños y niñas, abuelitos y abuelitas quienes se roban nuestro corazón de espectador encantado, en una aventura húmeda y colorida que tiene tanta ternura como sólo es posible encontrar en el corazón de unTotoro y en los ojos de Ponyo.  La amistad entre un niño y su pez es la columna vertebral de esta historia, llena de fantasía y momentos sorprendentes que hacen imposible despegar los ojos de la pantalla.  Si Pixarencontró finalmente a NemoGhibli encontró a Ponyo, sin ánimos de comparar, porque en ambas quien finalmente gana es el espectador.  Sin dudas “Ponyo en el acantilado” va en camino a convertirse en un clásico y Miyazaki a estas alturas en un maestro de la animación, cuyo nombre se instala junto al de otro maestro del cine nipón como Akira Kurosawa.

Si alguien merece el Premio Nobel de la Paz de seguro no es Obama.  Son los estudios Ghibli y Hayao Miyazaki quienes hacen de este mundo un lugar más habitable, un espacio armonioso, donde la naturaleza y el amor florecen de la mano con la tecnología y el respeto por las personas y el resguardo de la imaginación, y de seguro no será un Nobel lo que le otorguen a Miyazaki, pero sí podrá llevarse nuestros ojos, nuestra piel y el aplauso universal de quienes siguen creyendo que su Cine es el único que hace al espíritu de la Gran Pantalla florecer.

Cinéfago y musicófago impenitente. Director en Absenta Musical.

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