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La mujer florero en el PSOE

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En partidos y movimientos tan relevantes en la actualidad como Podemos, Barcelona en Común, En Marea y Unidad Popular-Izquierda Unida hay mujeres tan importantes como Ada Colau (alcaldesa de Barcelona, sobran los elogios), Manuela Carmena (alcaldesa de Madrid, otro tanto), Carolina Bescansa (vale, esta mujer es de lo peorcito en carisma y oratoria, pero es uno de los cerebros de Podemos), Irene Montero (talentosa, muy lúcida y muy buena oradora), Tania Sánchez (mujer de mucho coraje, que ha tomado decisiones difíciles, que es de todo menos un adorno), Alexandra Fernández (gallega, una de las cabezas visibles de ‘En marea’), Yolanda Díaz (otra gallega de IU, con una personalidad y fuerza arrolladoras) y seguro que hay otras muchas que no me vienen a la mente ahora mismo.

En el PP, desde hace muchos años, ha habido muchas mujeres importantes que maquinan, influyen en su partido, programa, ideología… que organizan sus tramas corruptas y engañan al populacho en igual medida que los hombres. Soraya Sáez de Santamaría ha sido vicepresidenta del gobierno y muchas otras han sido presidentas de comunidades o alcaldesas de ciudades importantes, como Rita Barberá, Esperanza Aguirre, Cristina Cifuentes, Luisa Fernanda Rudi, Teófila Martínez o María Dolores de Cospedal. Pajarracas, sí, pero nada de mujeres florero. Se podrá criticar la corrupción y la mezquindad e insensibilidad social del PP, pero no que tanto hombres como mujeres están en el ajo y han sido igualmente responsables. En Ciudadanos tenemos a Inés Arrimadas, inteligente, muy buena comunicadora y que lleva sobre sus hombros a Ciudadanos en Cataluña, donde nacieron. Y qué decir de Mónica Oltra, que ha puesto patas arriba, en el buen sentido, la política valenciana.

Sin embargo, en el Psoe, el ‘partido de la igualdad’, el gran partido de la defensa de la mujer, ha habido muy pocas mujeres importantes, por no decir poquísimas, que hayan sido realmente relevantes, tanto en las decisiones internas de su partido como en la gestión pública. La mayoría de las veces las han puesto para decorar. Con excepción de Susana Díaz en Andalucía, no me vienen a la mente muchas mujeres presidentas de comunidades o de capitales importantes. Joder, si es que no me viene ninguna más a la memoria, por mucho que retroceda en el tiempo.

María Teresa Fernández de la Vega fue vicepresidenta y es otra excepción, pero pongo la mano en el fuego a que no era de las personas más influyentes y con más capacidad de decisión en aquel gobierno. El que partía todo el bacalao era el cerebrito de Rubalcaba en primer lugar y Zapatero en segundo (previa consulta a Felipe González, pues todas las decisiones pasan por él antes o después). Y cuando ha aparecido alguna mujer con personalidad, carisma y determinación, como Rosa Díez Carme Chacón, o Rosa Aguilar, una de las mejores políticas que ha habido en España, se las han quitado de en medio o les han parado los pies cuando han mostrado ambición de liderar el partido con mil excusas y formas. Una de las jóvenes promesas del Psoe en su momento, como Leire Pajín, que le daba mil vueltas a las políticas jóvenes actuales de dicho partido, tampoco corrió mejor suerte y fue condenada al ostracismo si no borrada totalmente del mapa de un plumazo. Zapatero, un total desconocido mucho peor en todas las cualidades como líder político, derrotó con contundencia a Rosa Díez en aquellas primarias. ¿Por qué? ¿Por qué de 6 líderes que ha tenido el PSOE en los últimos 35 años ninguno ha sido una mujer? ¿Casualidad? ¿Azar?

Lo habitual en el Psoe es la mujer florero. En la actualidad suelen ser mujeres jóvenes, de buen ver, como María González Veracruz, Isabel Rodríguez (no verás a muchos cardos en el Psoe) con pinta y formas de azafata, que salen en todas las fotos, en todos los actos mediáticos, programas de televisión para recitar el argumentario que les mandan sus machos alfa, habiendo consultado éstos previamente a Felipe González, el gran patriarca del Psoe, con mucho mas poder que cualquier patriarca gitano. Además, estas mujeres florero no tienen mucho talento político y su mediocridad es palmaria cuando coinciden en debates con mujeres y hombres de otros partidos. Ni siquiera han llegado ahí por méritos propios o por currículum, sino porque había que rellenar la cuota femenina con cualquier mujer que quedara bien en el plano. Por ejemplo, Pedro Sánchez prefirió poner al florero de la mujer exmilitar antes que garantizar el escaño a Eduardo Madina, uno de los pocos psocialistas de izquierdas que quedan, porque alimentaba la creencia engañosa de que el Psoe apuesta seriamente por las mujeres. Y no sé si os habréis fijado, pero cuando sale Pedro Sánchez por televisión en algún acto de partido, mitin, comparecencia, siempre, absolutamente siempre, salen de fondo mujeres más o menos jóvenes y agraciadas, aunque alrededor de ellas solo haya hombres y más hombres, y no muy jóvenes. Un tapón feucho y regordete como Soraya Sáez de Santamaría jamás habría podido llegar tan alto en el Psoe. Y unos cardos, unos monstruos, unas odas a la fealdad y repugnancia estética como Rita Barberá o Cristina Almeida jamás habría tenido cabida en el Psoe por muy socialistas que hubieran sido.

Cuando el Psoe llega al gobierno, les suelen dejar a las mujeres los temas ‘secundarios’, como la cultura, la igualdad, el medio ambiente… pero en los temas importantes como la estrategia del partido, las decisiones económicas, los temas de estado, los trapicheos con el Ibex35 (a excepción de Elena Salgado), si pactar o no y con quién hacerlo… ni pinchan ni cortan, sólo asienten y después recitan de memoria. No verás a una mujer del Psoe actual sacar los pies del tiesto o salirse del guión que le han enviado sus machos alfa ni un milímetro, ni criticar esta o aquella decisión o este o aquel compañero de partido, a excepción de Susana Díaz, pero porque ella sostiene el último reducto de resistencia del psocialismo y se lo consienten. Rectifico, hubo una mujer así, Beatriz Talegón, pero ya sabéis cómo acabó, saliendo por patas, no sé si por presiones para que lo hiciera o porque no le hacían ni caso en su partido. Otra mujer aparentemente muy válida y competente como Meritxell Batet, hace años que está encallada en el segundo o tercer plano del partido, dedicada casi a tareas ‘administrativas’. Tal vez no se la han cargado debido a su atractivo físico y su apariencia de secretaria fiel y modosa.

Si eres un adefesio y además no eres una mujer sumisa, obediente y discreta, olvídate de estar en el Psoe. Y la vieja guardia, la que sigue dirigiendo al Psoe, está formada exclusivamente por hombres como Felipe González, Alfonso Guerra, José Bono, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, Ramón Jáuregui…etc…. En el PP, al contrario, está Esperanza Aguirre, que estará influyendo, maquinando y enredando en su partido y en los medios hasta el día en que se muera. Por tanto, es muy posible que, aunque parezca lo contrario (y se esfuercen al máximo para abanderar el feminismo), el Psoe sea el partido más masculino, cuando no machista, que existe en España, y sus mujeres, un objeto decorativo de su escaparate ‘progresista’.

Enrique Rubio es un guionista y escritor nacido en Mordor (escombrera del levante español) pero ovetense de pleno derecho y polaco de adopción. Afín a tipos como Charles Bukowski, Chuck Palahniuk, Woody Allen o Yorgos Lanthimos, es autor de las novelas ‘Tengo una pistola’ (Planeta, 2009, finalista del premio Silverio Cañada) y ‘Tania con i. 56ª Edición’ (Destino, Premio Francisco Casavella 2011) y responsable a todos los efectos del blog ‘Me arrepiento del mañana’ (http://www.enriquerubio.es/blog).

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