Igualdad

Sobrevives o supersufres

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¿Sobrevives o qué? La evolución de las especies (se acabó la tontunez)

Durante mucho tiempo se pensó que en la dotación genética de la mujer existía un rasgo específico programado para la creación de un entorno limpio, ordenado y confortable en el hogar, con el subrasgo correspondiente y necesario (actualización) de no mosqueo cuando, en cuestión de segundos, alguien deshace la magna obra. El tiempo y alguna cosa más ¿educación o igualdad serán las palabras mágicas? nos plantearon una duda, seguida de su correspondiente pregunta. Atención:

La duda: todos los seres humanos vivientes, salvo lesión, accidente o similar, tenemos dos manos con deditos (que pueden servir para sujetar y/o hacer cosas) ¿verdad?

La pregunta: si lo anterior es cierto (y todos los indicios apuntan a ello) ¿por qué mayoritariamente las tareas del hogar: avituallamiento, limpieza y demás, corren (ían) a cargo de las damas?

Tal vez porque hasta no hace mucho, ellas eran las terratenientes del hogar, mientras ellos se encargaban de la actividad exterior, amén de la bricomancia y otras labores manipulativas. Y tal vez se considerase motivo de orgullo sin par que mi casa fuese la más limpia, aromática y armónica del barrio. Supongamos que esto fuese así en un tiempo remoto. Pero llegó el futuro y, las señoras empezaron también a trabajar fuera de casa y después descansaban. Oh, wait! ¿descansaban? Al acabar con sus labores domésticas de buena esposa. Entonces llegamos a nuestro tiempo, en el que la pregunta inmediata es: ¿si dos o más personas trabajan fuera de casa, por qué solo UNA lleva a cabo las tareas del hogar? La respuesta o solución implícita es: repaaaaarto, repaaaaaartoooo.

Recientes hartazgos, autoobservación y evidencias nos han llevado a erradicar esas hipótesis a la par que a la proposición/desafío para todos/as de hacer la prueba de dedicar un tiempo al embellecimiento del entorno y contener el bufido si, acto seguido, llega alguien dando por saco (para que todos sepamos lo que j… después de haber dedicado un tiempo equis a esas labores que llegue algún/a Atila arrasando). A continuación las argumentaciones pertinentes que nos han llevado a concluir otra cosa.

Puff

No hemos encontrado estudio alguno en el que se evidencie que habilidades como el manejo del trapo, el barrido o el fregado sean inherentes al género femenino. Esto supone un esperanzador hallazgo, indicativo de que casi todos/as los/as habitantes de la casa, por tener extremidades con pulgares oprimibles, están capacitados para las tareas de orden y limpieza de los habitáculos. Seamos benévolos y pensemos que cada uno, después de unos consejillos iniciales, podrá mantener a raya su particular microcosmos. Sí, es necesario o deseable disponer de un espacio propio, o de varios: personal, acústico, visual y mental (y éstos pueden ser el mismo, pero eso es otro tema).

En un ataque de intrepidez y osadía iremos unos pasos más allá con algunos pequeños truquis que convertirán la rutina del polvo hogareño (ahora no es ese, no) en una entretenida y menos tediosa labor. La conclusión final será: ‘usted no  puede, y debe, intentarlo en casa’. Un punto de apoyo no desestimable es acompañar la tarea de una banda sonora al gusto, incluso pueden utilizarse algunos de los instrumentos de limpieza como micrófonos inalámbricos si necesitamos amplificar nuestros sonidos. Y ahora, sin más dilación: la aventura del acondicionamiento doméstico.

CONSIDERACIONES PRELIMINARES

Sabemos y percibimos que después de una limpieza, por fugaz que ésta sea, la estancia se ve estupenda, y nos sentimos extrañamente reconfortados por la obra realizada. Y si hay recompensa posterior mejor aún.

Llegamos ya a la conclusión de que es una actividad factible para todos, no resta hombría a los neófitos e incluso les dota de un plus de interés, *magnetismo cuasiautomático por independencia, curiosidad+diversión por su manera heroica de narrar las experiencias domésticas y sus ¿felices? desenlaces e incluso **follabilidad potencial. Ojo, acabamos de hablar de ventajas y de una potencial relación entre la limpieza y el ligue, atentos/as. Sí, los hombres autosuficientes que limpian y planchan (alguno hemos visto) también existen (y cuando no, procede reprogramar las actividades indoor de los habitantes del hogar o no haber perdido el ticket que da opción a devolución hasta 15 días después).

*Un efebo que menciona su manejo de la supervivencia doméstica nos lleva a imaginarlo como un superhéroe (esto está bien y mal a la vez, porque lleva implícita la pregunta ¿cuánto queda para ser iguales?)

superway

**Esas conversaciones sobre la limpieza no dan para mucho, o no debieran en las primeras charlas de reconocimiento o similar, pero el saber que el príncipe posee esa habilidad en su pack básico, lo vuelve azul directamente y conduce a una fugaz fantasía mental en la que lo imaginamos como amo de casa ¿e incluso en una vida juntos?

¡Quietas/os, no tan rápido! (si resulta atractivo por más motivos podríamos imaginarnos en una velada tórrida con sábanas suaves y limpias, olor agradable por tanto, que se esmera en mantener. Dato importante: cuida los detalles, eso revierte en su propio beneficio y el ajeno).

Ahora ya sí, dejamos la Alta Fantasía estacionada temporalmente y nos sumergimos de lleno en la misión de convertirnos en Mister & Miss basicquick clean dispuestos a liberarnos de suciedades, manchas y desórdenes domésticos varios.

EL MUNDOTRAPO

Un trapo es esa cosa que hemos visto coger a las madres y otras mujeres y deslizarlo por encima de una superficie para eliminar la capa de pelusilla o polvo que sobre ella se hubiera instalado. Seguramente todos hemos visto realizar esta actividad en el hogar desde pequeños. Hasta no hace mucho incluso era una actividad lúdica femenina. Esta destreza les proporcionaría puntos en su carrera como mujeres de bien (de su casa y a lo mejor de fuera de ella) en el futuro. Ahora incluso los chicos pueden aventurarse en estas lides. Algunos nos consta que lo hacen, e incluso que les gusta y les relaja (nota mental: la limpieza como potencial terapia antiestrés para neófitos/as). El nivel de pericia va aumentando con la experiencia para ambos. Como ellas ya habían jugado en alguna ocasión tenían  una pequeña ventaja.

¿De dónde salen los trapos?

Normalmente provienen de: alguna prenda vieja y en desuso que ya no se quiere o se perdió y viajó misteriosamente de un armario al cajón de trapos. Camisetas, sábanas, toallas raídas o incluso calcetines se reencarnan en útiles de limpieza.

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¿Con qué aderezo el trapo?

Conocida ya la mecánica básica de deslizamiento sobre superficie, el trapo puede humedecerse un poco, sin que chorree, con el tradicional flisflis y liberarla de la suciedad preexistente. También existen unas bayetas mágicas (no limpian solas, pero casi) que, impregnadas en agua y escurridas, dejan las superficies, preferentemente de cristal, impolutas. Del mismo  modo hay pociones cuyas propiedades anuncian como mágicas y ungüentos  varios que conoceremos por medio de la publicidad y paseos por la sección ‘limpieza’ de nuestro establecimiento favorito.

LAS ESCOBAS NO SÓLO SON PARA VOLAR

En el pasado, toda aproximación a la escoba fue para usarla de instrumento volador o como caballito galopante, cosa que a las niñas también nos gustaba pero no nos dejaban hacerlo tanto. Asimismo simbolizaba la perfidia de la bruja por asociación, tal vez por evitar el contagio por ósmosis de la maldad, los varones eran alejados, so pena de castigo, de tal instrumento inmundo, destinado sólo a ellas.

Con el tiempo, y algo de modelado visual, se le descubrieron  algunos usos más: se utilizan para guiar toda la porquería sólida de los suelos a un mismo punto y de ahí al recogedor, que es una especie de pala que, por lo general, se sostiene de pie. Vemos que herramientas ‘masculinas’ como la pala (permitida a ellas también en casos excepcionales como los días de playa) y juguetitos tradicionalmente femeninos como el ‘recogedor’ y otras, rastrillo/escoba, que desplazan materiales de un lado a otro, tienen usos similares. No procede por tanto el socorrido ‘yo no sé hacer esto’. Es cuestión de jugar y practicar.

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Aun así, también hay unos instrumentos eléctricos, los aspiradores. Esos chismes con una especie de trompa*, como los elefantes o los osos hormigueros, que recogen lo que haya por el suelo con mayor celeridad que el tándem escoba/recogedor.

*Nos informan por el pinganillo de que ahora hay unos aspiradores sin cable maravillosos con los que el embellecimiento de suelos y sofás es un paseo. ¿Sofás? Sí, tienen un aspirador adicional pequeñín que sirve para eliminar las migas y otras porquerías que caen por los huecos.

 LAVAR Y TENDER, NUEVOS CHOLLOS QUE APRENDER

Las lavadoras son unos objetos casi mágicos a los que se les entregan los hábitos sucios y malolientes para que retornen a nosotros limpios, suaves y agradablemente perfumados.

Funcionan con tributos: una dosis de detergente y un taponcillo de suavizante.

Una vez fagocitados los presentes, el aparato regurgita las prendas mojadas ¿Qué hacer con ellas? Llevarlas a la fase de tendido. Este es el proceso habitual, lo hemos entendido. También nosotras tuvimos un rito iniciático en esas artes. Insistimos en que estas labores no vienen programadas en el código genético femenino. Se hacen porque son necesarias, no hay más. Pero, como casi todo, tienen sus pistas para que sean ocupaciones rápidas, que ahorren trabajo posterior y nos permitan dedicarnos a actividades más gratificantes. Es igual que en los juegos, de mesa o consola, a los que muchas somos aficionadas. Veamos:

washteam

Atajo 1: ropa de color: todo aquello que no sea de color claro o blanco. Selección de temperatura 30º. Programa de lavado: corto o largo en función de la suciedad (si no hay un mayor en casa al que preguntarle cómo funciona lo de los programas de lavado mirar el manual o preguntar, #urgentelavadora, en twitter o similar. Alguien aparecerá para aliviar la ansiedad).

Atajo 2: ropa blanca: camisetas, algunas prendas interiores (se recomienda no introducir sujes en el aparato, esos se lavan a mano :( ), sábanas (por su tamaño suelen ir solas), toallas. Para temperatura y programa seguir  los mismos pasos que en 1.

Clave: las prendas tienen unas etiquetas (si, esas cosas asquerosas que pican y pinchan) en las que se especifica la temperatura de lavado (esa es la utilidad de tales apéndices inmundos).

Atajo 3: para tender, las mejores soluciones son: no tener miedo, colgar las prendas del revés y por las costuras para que, al colocar ahí las pinzas, no queden marcas al quitarlas del tendal (esto puede parecer nivel pro, pero no lo es). Si se tienden los ropajes bien estirados (para ello se pueden sacudir un poco antes de ubicarlos en las cuerdas) es posible que haya prendas que permitan uso posterior sin necesidad de plancha. Esto bien, ¿mola, eh?

Exhaustivas y concienzudas investigaciones nos han llevado a la conclusión de que, aunque exista quien cree que no, hay ellos que se aventuran con el mundoplancha ¿será por la frase esa de lo del presumir y sufrir?.  Y hay ellas que lo odian.

sobrevives a esto

Las primeras veces será un poco aterrador, pero después de un par (o alguna más) en el mundolavado, tendido posterior y caminito secreto (planchado) opcional, hay suficientes puntos de experiencia como para subir de nivel. Al acabar minipremio a elegir ………. (espacio para rellenar con el premio). Servirá como estímulo/refuerzo de la práctica de esta actividad.

EL FREGAO ¿A MANO O A MÁQUINA?

Se dice que el aparato lavavajillas dispara el consumo eléctrico, pero esto tiene más de leyenda urbana que de realidad. Gasta lo que necesita durante su ciclo, empieza, lava y termina (no se queda encendido para dar por saco después), aparte de dejar platos, vasos, cubiertos y menaje impolutos. Igual que en los anuncios, vamos.

plato

Aunque hay quien cree que no, se gasta más agua (que a veces también está relacionada con lo eléctrico) con el lavado a mano (¿soléis cerrar el grifo entre el enjabonado y el aclarado? ahí se produce el desperdicio de agua, igual que en la ducha) que dejando a la máquina trabajar a su aire y, en ocasiones, las piezas no quedan todo lo limpias que sería deseable, con lo que, a veces, vuelta a empezar. De nuevo, igual que con la lavadora, utilizar estos artilugios nos proporciona tiempo libre que dedicar a otras actividades más gratificantes.

Clave/tributo: introducir pastilla de jabón de lavaplatos en el cajetín correspondiente, depositar sal de lavavajillas (relacionada con la dureza del agua, esta explicación es a nivel general, no somos limpipedias, sabemos que estas escamas de sal mágica sólo hay que reponerlas cada cierto tiempo) y abrillantador (para que las piezas queden relucientes) en los compartimentos apropiados, recomendamos mirar el manual de instrucciones la primera vez. Si ni con esas somos capaces de ubicar los productos en su compartimento correspondiente, lo de siempre: fotito de los compartimentos y a twitter: #lavaplatosurgente, alguien aparecerá para sacarnos de la crisis y evitar la histeria que se incrementa por momentos. Después establecer el programa de lavado,  pulsar el botón de encendido y listo. No temáis, los electrodomésticos son nuestros amigos. Éste es una máquina que ahorra tiempo y cansancio de fregado manual. Altamente recomendable, lo pones y te vas a hacer tus cositas, ¿qué puede haber mejor? El minipremio consiste en que podremos abandonar la cocina raudos y veloces para dedicarnos a cualquier actividad gratificante, el megapremio puede ser pedir comida a domicilio, película o similar y a otra cosa.

PEQUEÑOS GRANDES DRAMAS EN EL DORMITORIO

La llegada de la estación fría a veces supone un problema ¿El motivo? Comienza la batalla con el relleno y la funda nórdica. Y no, que nadie piense que para ‘los otros/as’ es fácil. Todos hemos pasado por el trance de enzarzarnos en un duelo a muerte por introducir el infame objeto en su funda. Lo cogemos expandido, introduciéndolo por la  abertura, queda hecho un gurruño y no llega a todos los extremos, ¡horror! La siguiente fase acaba siendo meternos nosotros con el chisme ese dentro de la funda e ir estirándolo hasta que cada esquina haya hecho tope con los extremos.

nord

También está, por supuesto, la clásica alternativa de la manta y colcha, pero el inconveniente de éstas llega con la incomodidad al hacer la cama. El nórdico es mucho más agradecido, sólo hay que estirarlo un poco, colocar de modo desenfadado las almohadas/cojines y listo. Si alguien ha descubierto una manera eficaz y más o menos rápida de hacerlo, porfa, porfa, porfa que nos lo cuente. La moraleja de todo esto es que el momento llegada de la estación fresca supone el mismo drama para todos. Ese duelo a muerte con la funda nórdica. Después, por la noche, el microclima interno es agradabilísimo, pero la pesadilla previa tuvo bemoles.

La segunda fase del horror en el dormitorio está determinada por lo que acontece dentro del armario. En ocasiones no se sabe si puede ser llamado tal o más bien se asemeja a un contenedor de ropa en las rebajas en hora punta. Algunas prendas sepultan a otras, las acongojan. Qué decir si coexisten sin guardar ropajes de estaciones diferentes. Sí, a muchos nos sucede que cuando se cierran las puertas el contenido adquiere vida propia convirtiéndose en una masa informe. Eso es un dolor, dicen las leyendas que metiendo las cosas de otra temporada en cajas y con unas cosas llamadas ‘organizadores de cajones’ se solucionan esos conflictos. Aun así, hay veces que ni con ésas. Otra opción parece ser la criba; hacer una selección de aquello que ya no utilizamos y deshacernos de ello, sin ‘guardarlo por si acaso’, que nos conocemos.

Otro minidrama para todos/as: la ropa limpia y, en algunos casos, planchada se guarda, doblada o en sus perchas correspondientes, en el armario. Se cierra la puerta. Cuando se vuelve a abrir, sin saber muy bien cómo ocurrió, las prendas están hacinadas, revueltas, caídas… Un horror ¿nos suena esa situación? Los duendes del armario (ipso facto nos viene a la mente uno de esos vestidores superdivinos en los que quedarse a vivir que salen en las películas o que tienen en algunas casas de tropecientas habitaciones y disponibilidad infinita de espacio). Menos mal que ahora hay hasta programas en los que aconsejan acerca de modos y maneras de organizar ése y otros habitáculos domésticos.

EL FINAL ESTÁ LLEGANDO

La pregunta que puede surgir de inmediato es: ¿se mantienen en el tiempo ese tipo de aprendizajes? Sí, más o menos. Conviene repetir y practicar de manera periódica por varios motivos:

superviv doméstica tabla

  1. Establecimiento de un hábito
  2. Perfeccionamiento/experiencia en la tarea que lleva a
  3. Ahorro de tiempo
  4. Autonomía higiénica doméstica
  5. Equidad habitantes/mantenimiento

 Ya no podréis volver atrás, sin embargo este cuadro os ayudará en la tarea de recordar y relacionar. Unas sencillas preguntas os dirán si podréis convertiros en breve en MasterClean, con lo que conlleva de limpieza eficaz y rápida o, por el contrario, habréis de repetir, varios días a la semana (más de dos) las tareas básicas domésticas hasta que la rutina quede instaurada en el subconsciente y se realice sin chuleta. Afilad las conexiones neuronales y preparaos para comenzar.

   1. Ya no se puede posponer por más tiempo. Tenemos dudas de si nos hallamos en casa o en una playa de a saber dónde, porque parece que pisamos algo de arenilla, ¿qué es?

a) Polvo

b) Migas

c) Habría que hacer una excavación arqueológica para determinarlo.

d) #Twittersueloayudaurgente

  1. ¿Qué utilizar para volver a convertir el suelo en la tarima flotante que un día fue?

a) Escoba+recogedor

b) Aspiradora

c) a+b

d) Paso mogollón

  1. La ropa tiene un color grisáceo que juraría poco tiene que ver con su tono original, ¿era blanco?, ¿cómo volverla a su color original?

a) Me pongo a frotar como si no hubiera un mañana

b) La meto en la lavadora

c) ¿Qué coño temperatura se le pone a esto?

d) #Ropaurgentesocorro

  1. ¿Para qué narices servirán esas etiquetas que no hacen más que dar por saco en la baja espalda o en el costado?

a) Las etiquetas se inventaron para castigar a quienes se ponen prendas varias tallas menores que la suya

b) Son unos inventos creados para meterles la tijera y después, a veces, desgraciar la prenda por que se lava a una temperatura que no es

c)Son unas guías breves de consejos de lavado para que la prenda se mantenga como nueva forever

d) ¿Etiqué?

  1. Entro en la cocina y aquello es un infierno de platos y cazuelas sucios de olores inmundos, ¿qué hago?

a) Me dispongo, con unos morros hasta el suelo, a fregarlos a mano porque…

b) Aún no he solicitado por medio de mi red social favorita un crowdfunding (financiación espontánea y amigable) para poder adquirir una de esas máquinas que tragan platos y los devuelven impolutos.

c) Gastarán algo, puede ser, pienso yo, los lavaplatos esos, pero ¿y el tiempo que me ahorro, y el dolor de espalda que obvio y lo limpísimos que quedan mientras estoy en el sofá, o donde me plazca?

d) Quiero un chisme de esos YA

  1. Los muebles de madera tienen una especie de película, que no sé por qué, me parece que no es para protegerlos de nada, ¿qué puedo coger?

a) El trapo

b) El flisflis

c) El plumero

d) Todos ellos, pero por partes

  1. Se acerca el invierno. No, no queremos emular a ninguno de los tropecientos reinos esos, sólo ansiamos poner el relleno nórdico dentro de la funda. Se resiste, ¿qué hacemos?

a) Despotricar y esperar hasta que se meta solo

b) Llorar

c) Meternos dentro

d) Esperar que alguien nos diga cómo lo hace

  1. La lavadora nos ha devuelto las prendas que le prestamos. Huelen bien y parecen limpias, pero también están mojadas. La siguiente fase era el tendal. Una vez allí…

a) Estirarlas un poco previamente ayudará, en algunos casos, a mitigar o evitar el proceso de planchado

b) El atajo 3 decía que las pinzas había que ponerlas en las costuras

c) Las cuelgo como cuadre, ya estoy hasta los…

d) Qué atajos ni qué giliposheces

9. Horror, ¿qué ha pasado dentro del armario? Había prendas colgadas en perchas y ahora está todo medio revuelto cual montonera de las rebajas, ¿qué medidas desesperadas he de tomar?

a) Pensar en qué no me pongo desde hace un año y reciclarlo sin volver a guardarlo ‘por si acaso’

b) Plantearme guardar en cajas etiquetadas lo que sea de otra estación

c) Echarles la culpa a los duendes del armario

d) Soñar que tengo un vestidor como los de las películas y los que salen en algunas casas en los programas de la tele

10. Hemos concluido después de esta experiencia que:

a) En las mujeres hay cierta predisposición genética e innata para las labores domésticas (#ojitocuidao)

b) Los hombres que no quieren tener mínimas nociones de limpieza express básica, aparte de tener una geta como un piano, pueden perder puntos de magnetismo (#allorito)

c) Se tarda las primeras veces, pero (una ley no escrita de ahorro autoenergético) posteriormente se aprende a no tener más que lo imprescindible por el medio

d) Todas estas actividades no deben/pueden ser practicadas por cualquier habitante de la casa

RESULTADOS

*Diríjase al diván para saber si ha superado el test.

A veces escribo cosas, otras las vivo y el resto las pienso. En las vidas mental, física y virtual pueden entrelazarse e interrelacionarse las cosas. Y, más aún, ser útiles los aprendizajes y experiencias de unas en otras. ¿No os ha pasado alguna vez? Ah, también juego y 'estrimeo', con un alterego, de vez en cuando, pero de eso ya hablaremos en otra campaña.

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